La bailaora catalana Ana Morales ha presentado hoy en La Bienal de Sevilla "Sin permiso, canciones para el silencio", un espectáculo con el que esta artista muestra a la perfección en el escenario la mezcla de arte que le proporcionó nacer en Barcelona y vivir en Andalucía desde los 16 años.

Un espectáculo que ha puesto sobre el escenario del teatro Lope de Vega, dejando claro la artista que el flamenco es "el vehículo de expresión de un recuerdo", con "voces, sonidos y músicas que te transportan a épocas que se fueron, pero que sus partículas nos inspiran a crear desde ahí, a nuestro mundo hoy y desde otras ventanas".

Con esa premisa, y con esa mezcla cultural de su origen y su formación, la bailaora asegura que "Andalucía formaba parte de mi piel antes que yo", y ha podido sacar adelante este espectáculo en el que cuenta con Guillermo Weickert, en la creación, y David Coria y José Manuel Álvarez en la coreografía.

José Manuel Álvarez le acompaña en el baile, con Juan José Amador al cante, la guitarra de Juan Antonio Suárez Cano y Daniel Suárez a la batería y música electrónica.

Y todo ello de la mano de una artista que inició sus estudios de danza en el conservatorio de Barcelona, aunque a los 16 años se trasladó a Sevilla becada durante tres años por la Compañía Andaluza de Danza (dirigida y coordinada por José Antonio Ruiz), donde continuó su formación de flamenco.

Tomó clases con profesores de la talla de Rafael Campallo, Juana Amaya, Eva la Hierbabuena. Isabel Bayón o Andrés Marín, y debuta profesionalmente en el teatro 'La Maestranza', en la Bienal del año (2000), en el espectáculo 'Puntales', bajo la dirección de Antonio 'El Pipa'.

Su espectáculo de la Bienal ha llegado en el último viernes de la edición de este año, con un teatro rendido al estilo de esta bailaora, que ha mostrado su arte en distintas partes del mundo, como el Festival Internacional de Teatro de Bogotá.