En España manda Puigdemont, por si cabe alguna duda. El espectáculo, el sainete, la bajada de pantalones del Gobierno hoy en el Congreso (bueno, en el Senado) ha sido espectacular, inaudita y es la primera, me temo, de muchas más veces que va a ocurrir.

Junts, Puigdemont, ha conseguido eliminar lo que él le molestaba de la Ley de Enjuiciamiento para el tema de su amnistía, publicar las balanzas fiscales con Cataluña (ni que decir tiene que son las balanzas que les interesa para que los demás sigamos pagándole el casoplón, la fiesta y lo que corresponda), cambiar la Ley de Sociedades para obligar a las empresas a volver bajo amenaza de multa o de premio, volver a Cataluña, (a ver quién es lo guapo que se fía de esta panda tanto allí como aquí desde el punto de vista fiscal y empresarial, ellos sabrán) y lo más gordo: las competencias en Inmigración y Extranjería.

Ojo, competencias hasta hoy estatales de Inmigración y Extranjería. Esto es fundamental. Esto es importantísimo, porque ya se sabe quién no va a recibir ni a un solo migrante que llegue a Canarias o por el Estrecho y quién va a tener la potestad para expulsarlos. Es impresionante, eh. A dónde llega la indignidad, a dónde llega la humillación y a dónde va a llegar Sánchez. Se confirma: quien manda es Puigdemont.