Las historias de Hikmat, Joelle, Khatoun, jóvenes sirios cristianos a los que el horror de la guerra les ha cambiado la vida, impresionan. Historias bajo el horror de las bombas, que si además las cuentan a la sombra de la Cruz, en Viernes Santo, la emoción contagia a quienes las escuchan.

Jóvenes a los que ha reunido el hermano marista, José María Ferre, "cuando les escuchaba en persona en ese atardecer de Viernes Santo, impresiona".

Y te dejan huella como cuando les preguntas ¿qué es la guerra? "No es solo odio o venganza es dar la buenas noches a la familia 
sin saber si les voy a poder dar los buenos días, salir de casa sin saber si voy a volver" responden estos jóvenes que pese a lo que están pasando y pese a vivir varios días en paz en el sur del Líbano estaban deseando volver a Alepo, su casa, "han estado con nosotros en el sur del Líbano. Han salido hacia Siria a las dos de la madrugada y han llegado ya a Alepo sanos y salvos, están felices, se han sentido confortados, reconfortados en sus decisiones, pero tenían unas ganas locas por volver" cuenta el hermano Ferre señala que ahora las cosas en la mayor ciudad de Siria "están más tranquilas. Allí tienen a los maristas azules, un grupo de hermanos que se han juntado con grupos de chicos y chicas cristianos, musulmanes, con todos los que quisieran aportar ... es increíble el movimiento que han creado y estaban deseando volver porque habían dejado a sus niños sin atención unos días".

José María Ferre destaca la valentía de estos chicos y esa alegría y ganas de vivir que transmiten, "Khatoun, es muy guapa con una sonrisa enorme que no se de dónde le puede venir con todo lo que ha vivido" o Hikmat, "podía haber salido de Siria y se ha quedado, dice que Dios le ha dado el don de ser bailarín y hace unos bailes preciosos que elevan el espíritu y dice este don no me lo puedo quedar para mí ,su nombre significa sabiduría".

Estos jóvenes quieren demostrar que Jesús está vivo como cuenta en 'Voces de Alepo' el hermano Ferre.