El diario ABC ha dedicado este domingo un amplio e interesantísimo monográfico a la persecución del cristianismo y de los cristianos en el mundo. Se trata de un fenómeno que, contra lo que pueda parecer, dado que precisamente este tipo de análisis suele estar ausente de los medios de comunicación, es una realidad tan alarmante como creciente en pleno siglo XXI.La persecución aumenta allí donde triunfa el islamismo radical, pero no solo. En este sentido, el mapa de los totalitarismos que cercenan, de una manera u otra, la libertad religiosa, es muy extenso. Corea del Norte, Irak, Egipto, China, la República Centroaficana o la espeluznante situación que se vive en estos días en Nigeria son buenos ejemplos.Los yihadistas de Boko Haram han lanzado una campaña de limpieza de cristianos en el norte de Nigeria, que persigue el exterminio de la población no musulmana de la región. El terror es cotidiano: queman las iglesias, secuestran y violan a las mujeres, y, en muchos casos, las propias autoridades musulmanas miran para otro lado.Los cristianos tenemos una deuda de gratitud con todos los que sufren la persecución y responden únicamente con el mensaje de Cristo. Tratan de poner paz y reconciliación allí donde solo existe violencia. Son los nuevos mártires del cristianismo. No podemos olvidarnos de ellos y hemos de exigir que la comunidad internacional tampoco lo haga.