El día 25 de mayo se constituyó nuevo Gobierno en Palestina. El acuerdo entre la Autoridad Nacional Palestina y Hamás parecía presagiar un futuro prometedor. Incluso llegó a decirse que este nuevo Gobierno reconocería al Estado de Israel y de este modo Hamás iniciaría la senda de la normalidad. Pocos días después y tras la visita del Papa a Palestina, la jornada de Oración en el Vaticano fue una nueva luz de esperanza. Desgraciadamente las Brigadas de los mártires de Al-Aqsa han decidido torpedear la tregua oficiosa que Palestina e Israel vivían desde hace un par de meses. El asesinato de tres jóvenes estudiantes israelíes, seguido del disparo de 20 proyectiles desde Gaza ha provocado la respuesta violenta de Israel. Desde el pasado fin de semana han resultado muertos 9 palestinos y las detenciones ascienden a 419. Es verdad que Abu Mazen y Netanyahu han condenado las muertes de inocentes y las venganzas que palestinos e israelíes han practicado. Los deseos de paz, sin embargo, no son compartidos por todo el mundo. Pese a ello, la Autoridad Palestina e Israel tienen la obligación moral de parar esta espiral. Los palestinos deben combatir al terrorismo en sus propias filas, e Israel debe detener a los culpables del asesinato de un joven palestino de 16 años que ayer fue encontrado en Jerusalén. Solo así, y cuanto antes, podrá detenerse lo que algunos sospechan que puede convertirse en una nueva Intifada.