"La bola todavía está creciendo", asegura Berger, convencido del éxito de una cinta que va a pasar examen en Francia y Estados Unidos. Uno de sus puntos fuertes es la originalidad. Berger lo tenía escrito en la primera página del guion desde 2004: "Esta es una película muda y en blanco y negro".
Sin embargo, lo que ahora es blanco, entonces era negro: "Ningún productor en aquel momento pensaba que se podía financiar". Desde entonces, han pasado "8 años de un viaje maravilloso, porque lo hemos disfrutado en cada momento".
Otra de las armas de Berger es la atracción: "Antes de cuentista, quiero ser hipnotizador. Me encanta hipnotizar al espectador, meterle en este viaje sensorial, tenerle en trance...". Y no le gusta hablar de cine mudo, sino de "cine musical".
El cineasta recuerda con cariño a sus padres: "Les hubiera encantado disfrutar esa noche conmigo. Se lo debo todo a ellos". Y, "como director y figura parental", le hubiese gustado que todos los artífices de la película se hubiesen llevado su premio.
Berger sostiene que "el cine tiene que salir de las entrañas y que no puede seguir indicaciones ni de un lado ni de otro". El director reivindica que "viva el cine libre".
Escucha aquí la entrevista a Pablo Berger.