El pasado miércoles 27 de marzo se cumplieron 100 años desde que la familia Herrera Vindel firmara oficialmente el acta de constitución de la Fundación San Cándido. Desde entonces, su evolución, tanto en los métodos de trabajo como en la infraestructura de la Fundación, no ha dejado de crecer.

La Fundación desarrolla cuatro servicios convertidos en referencia tanto por su nivel como por su capacidad de innovación y adaptación a las necesidades de los usuarios.

El primero de ellos es el buque insignia, la residencia. Con un 100% de ocupación (293 plazas) y unas listas de espera cada vez más largas, los residentes disponen de 15 unidades de convivencia, 15 comedores, 19 salas de estar, zonas comunes, unidad de rehabilitación, cafetería, cocina, lavandería, gimnasio y zona de juegos. Todo ello distribuido a lo largo y ancho de los 29.000 metros cuadrados que dan forma a la residencia.

El centro de día tiene capacidad para recibir de manera diaria a 70 personas. Se nutre de las zonas comunes de la residencia y permite a sus usuarios convivir junto a los residentes.

La tercera pata está constituida por el Centro de Educación Infantil, inaugurado en 2015 y ubicado también en la parcela de la residencia. Su objetivo es llevar a cabo actividades intergeneracionales, que los más mayores compartan experiencias junto a los más pequeños. Al Centro de Educación Infantil acuden niños y niñas de entre 0 y 3 años y cuenta con 38 plazas.

Por último, la Fundación pone a disposición de sus usuarios seis apartamentos supervisados y totalmente equipados, conectados con la residencia por tele asistencia.

Para Gema de la Concha, Directora de la Fundación, el secreto del éxito está fundamentado en “el trabajo diario y el equipo humano que da forma a la Fundación”: “Cuando asumí la dirección transformamos tanto la gestión como la metodología que había. Buscamos la modernidad y la innovación, pero por encima de todo, el bienestar de nuestros clientes. Siempre nos adaptamos tanto a sus peticiones como a las de sus familias”.

VIAJES A EUROPA CON EL OBJETIVO DE CONOCER PARA APLICAR

Nuria Ruiz, Directora de Organización y Personas, ha sido una de las encargadas de abrir el horizonte y las posibilidades de actuación de la Fundación. Maleta en mano, se ha recorrido más de media Europa con el objetivo de conocer, de primera mano y al detalle, tanto los métodos como las estrategias y los planes de actuación de las mejores residencias: “Tomamos la decisión de convertirnos en referentes, pero no solo en Cantabria, sino a nivel nacional. Y para ello, la mejor manera era copiar lo que funcionaba. Nos recorrimos Europa en busca de actividades, métodos y técnicas de otras residencias y una vez poníamos en conocimiento tanto de nuestro equipo como de las familias las novedades, las poníamos en práctica”, confiesa Ruiz.

“No tenemos miedo. Si algo no funciona, lo cambiamos. Pero buscamos siempre favorecer al cliente. Todos nuestros empleados son muy proactivos, están encantados con innovar y trabajar técnicas nuevas”, afirma Ruiz.

Uno de los grandes avances fue la inclusión de la comida texturizada en su cocina. “Una residencia de Barcelona ofrecía a los usuarios con problemas de atragantamientos la posibilidad de ingerir alimentos texturizados, de manera que no se ponía en riesgo su salud ni su bienestar. Lo vimos, captamos la idea y cuando llegamos a Santander se lo propusimos a nuestra Jefa de Cocina. Tras un período de prueba, nuestros usuarios y sus familias aceptaron de muy buenas maneras nuestra idea y a día de hoy nos lo siguen agradeciendo”, dice Ruiz.

USUARIOS ENCANTADOS

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Para Avelina, su día empieza a las 6 y media de la mañana y “no le sobra tiempo”. Después de vestirse, se hace su zumo y comienza la jornada en el gimnasio. “Hoy me he puesto en la cinta para mover los pies un poco”, comparte Avelina, quien reconoce que vive “estupendamente” y recibe “muchísimo cariño” por parte de los trabajadores de la Fundación.

Manuel, residente desde hace cuatro años, reconoce que “está mucho mejor que en su casa”: “Hago lo que quiero, me apunto a todas las actividades y además me ofrezco de voluntario para ayudar a los empleados en lo que sea, estoy encantado”, manifiesta Manuel.