Loli Andrés es una vecina de Sestao que en su día decidió alquilar la casa de su prima Isabel, la propietaria, en su nombre. La situación transcurría con normalidad hasta que la arrendadora decidió no renovar más el contrato una vez finalizado. A partir de aquí comenzó la pesadilla de Loli. Los inquilinos no solo no devolvieron la vivienda a su propietaria, sino que se quedaron habitando la vivienda y sin pagar ni una sola mensualidad.
Al mismo tiempo, la salud de su prima se deterioraba. Fue entonces cuando Loli se vio obligada a vender su propia casa para poder pagar la residencia de su familiar. Como ella misma reconoce, "esto ha cambiado nuestras vidas, ya que al tardar el proceso judicial tuve que vender el piso donde vivía".
Finalmente, el desahucio se ha hecho efectivo y Loli y su prima podrán disponer de la vivienda. "Creo que para septiembre podremos volver allí a vivir". Final feliz para la historia de Loli, que solamente pide que los gobernantes que salgan elegidos cambien las leyes porque "no funcionan y no defienden nuestros derechos".