SANTO 20 FEBRERO

Santos Jacinta y Francisco: la sencillez de dos almas que hablaron con la Virgen

Hoy nos adentramos en la vida de Jacinta y Francisco Martos, pastorcillos de Fátima.

Jesús Luis Sacristán García

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Muchas veces el Señor habla de ser como niños de espíritu para poder entrar en el Reino de los Cielos. Es como el requisito fundamental porque quien escandalice a cualquiera de los pequeños más le valdría una dura sentencia. Y hoy conmemoramos a dos niños Santos. Se trata de Jacinta y Francisco Martos que nacieron a primeros del siglo XX en Ajustrell, cerca de Fátima.

Proceden de familia muy pobre y humilde que se dedicaba al pastoreo y los niños eran los que cada día llevaban el ganado a los pastos. Esto les impedía hacer muchos amigos aunque casualmente con quien sí se trataban como si fuese más una hermana era con su prima Lucía mayor que ellos y que también iba con los ganados.

En 1916, unos meses antes de la visita de la Virgen a los tres niños, se apareció el Ángel de la Paz que les confortó en rezar y pedir a Dios por los que no esperan en Él. El propio Ángel les dió la comunión. Ya en mayo de 1917 Jacinta y Francisco, junto a su prima Lucía vieron a la Virgen en la Cova de Iría. La Señora les garantizó que irían los tres al Cielo, aunque a Francisco le pidió que rezase más Rosario. Durante las apariciones, tuvieron que soportar multitud de interrogatorios y también sufrieron amenzas, incluso de muerte.

Francisco siempre mostró su deseo de convertir pecadores, pero sin dejar de consolar al Señor ya que Éste sufría mucho. De esta forma muere el 4 de abril de 1919. Su hermana Jacinta era la más pequeña. En su sencillez cuando llegó a casa fue la primera que le contó a su madre que había visto a la Virgen en la Cova. El día 20 de febrero se vió tan mal que pidió los Sacramentos y unas horas después entregaría el alma a Dios. Tanto Jacinta como Francisco fueron fieles al Señor hasta el final de su vida.

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