Santoral

Nuestra Señora del Perpetuo Socorro

La historia nos lleva hasta el siglo XV, cuando un comerciante recorre todas las zonas del Mediterráneo llevando consigo un cuadro con la imagen de la Virgen del Perpetuo Socorro

El Pueblo de Dios sabe que la Virgen en su múltiples Advocaciones muestra la Dulce presencia de su Inmaculado Corazón, que celebramos el sábado. Hoy, precisamente, hacemos acopio de Nuestra Señora la Virgen del Perpetuo Socorro. La historia nos lleva hasta el siglo XV. Nadie sabe cómo, pero nos conduce hasta la vida de un comerciante, que ha recorrido todas las zonas del Mediterráneo y que lleva consigo un cuadro con la Imagen de la Virgen del Perpetuo Socorro.

Como vio que a su muerte la Pintura podía ser destruída o maltratada, se la lleva a Italia con intención de entronizarla en una Iglesia. En la travesía se desató una tormenta, pero la oración a la Virgen calmó milagrosamente el temporal. Una vez en tierras italianas, el hombre se la muestra a un amigo de mucha confianza, asegurándole que algún día no muy lejano la gente daría culto a la Virgen en ese cuadro.

Al morir le hace prometer a su amigo que la llevaría a una Iglesia, pero la mujer de ese amigo se encapricha del cuadro por lo que no cumple con lo pedido por el marido, y será la hija quien, a la muerte del padre, recibe la visita de la Virgen y decide, junto a su madre, entregar el cuadro a una Iglesia. La Virgen del Perpetuo Socorro irá a la Iglesia de San Mateo, en Roma, entre Santa María La Mayor y San Juan de Letrán.

Cuando Napoleón saquea los templos, un agustino se lo lleva a una iglesia de ellos, hasta que los Misioneros del Divino Redentor levantan una nueva Iglesia donde había estado San Mateo. Enterados de la historia del Cuadro, pidieron que se lo diesen. Así lo entronizaron en la nueva Iglesia. Desde ese momento, el Beato Pío IX les encargó a los propios Redentoristas ser difusores de la devoción a la Virgen del Perpetuo Socorro.


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