SANTORAL 27 JULIO

El Santo mártir cuya sangre se licúa el día de su festividad

San Pantaleón nace en Niocomedia, abandona la Fe, pero se convierte y muere decapitado.

Jesús Luis Sacristán García

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La presencia de los Santos deja siempre una huella para la historia. Sus gestos, su sencillez, su humildad y su poder de obrar milagros marcan a quienes lo oyen, ven o se benefician de sus favores. Porque prodigios por intervención divina los hubo y los sigue habiendo. Hoy recordamos a uno de esos hombres que ha dejado una estela a través del milagro obrado en su reliquia en su festividad. 

Se trata de San Pantaléon. Su nacimiento se sitúa en Nicomedia. Se cree que fue hijo del pagano Eubulo, que era médico y asistía al Emperador Galerio Máximo. El hijo se sintió atraído por ese oficio. Pero las costumbres viciosas imperiales le habían llevado a la vida disipada y disoluta. Su Fe se fue debilitanto poco a poco, pasando por el estado de cristiano no practicante a abandonar el cristianismo. 

Pero Dios quiso que se encontrase con un viejo amigo Hermolaos, hombre muy experto en el amor a Dios que le ayudó a lograr el abrazo definitivo con la Fe. Quedaba claro en su vida aquello que dice el Señor en el Evangelio; “Gratis habéis recibido, dadlo gratis”. Y él ejerció su oficio de medicina, pero con un matiz: había muchos enfermos que eran pobres y no podían pagarse el servicio. Con eso se dedicó a ellos.

Pero lo que consiguio fue la envidia de otros médicos que buscaban ajustarle las cuentas y descubriendo que era cristiano fue su arma para denunciarle. Detenido junto a otros compañeros el Emperador quiso librarle en atención a su padre, pero como le vió convencido de la Fe le manda decapitar. Cada 27 de julio en el Real Monasterio de la Encarnación de Madrid, la Sangre de San Pantaleón se vuelve líquida, asistiendo muchos fieles a ver este milagro.

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