Jueves Santo: La entrega de Cristo y la nuestra por los demás

Jesús Luis Sacristán García

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Ha llegado la hora en que sea Glorificado el Hijo del Hombre. Es la exclamación de Cristo cuando va a consumarse su amor por los hombres que llega hasta el extremo de entregarse extendiendo sus brazos en la Cruz para adquirir así un Pueblo Santo para Dios. Pero antes de todo esto, antes de que sus brazos extendidos entre el Cielo y la tierra trazasen el signo indeleble de su Alianza definitiva celebra la Pascua con sus discípulos.

Y lo hace hoy que es Jueves Santo, día en el que empieza el Triduo Pascual, con la Misa de la Cena del Señor, en la que se conmemora la institución de la Eucaristía como memorial de su Pasión. Durante esta celebración, tiene lugar el rito del lavatorio de los pies, tal y como hizo el Maestro con los Doce antes de sentarse a la mesa.

Después de la Misa, el Santísimo se lleva en Procesión al Monumento. Allí se reservará para la Adoración del Pueblo de Dios en esta jornada Eucarística por excelencia. Pero también se conmemora la institución del Sacramento del Orden Sacerdotal. Los Apóstoles y sus sucesores en el tiempo, son consagrados para presidir la comunidad cristiana santificándola y conduciéndola hacia Morada del Cielo.

“Padre: Yo te ruego por ellos. Que todos sean uno, como Tú en Mí, y Yo en Ti”. “No te ruego que los saques del mundo, sino que no sean del mundo, aunque vivan en él”. Asimismo, el Jueves Santo, tiene lugar la Misa Crismal, presidida por el Obispo y concelebrada por todos los sacerdotes en cada Diócesis. En ella se bendicen el Óleo de los Catecúmenos y los Enfermos, consagrándose el Santo Crisma y renovando los presbíteros las promesas sacerdotales.

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