La oración del día: Santa Irene

Se encargó de difundir la semilla del Reino entre los macedonios, lo que le propició muchos sufrimientos.

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Hoy celebramos a Santa Irene, fiel difusora del Mensaje de Cristo hasta casi dar la vida como mártir, aunque Dios tenía otros planes. De origen eslavo, vivió a mediados del siglo I.

Hija del gobernante Licinio en Magedón, Provincia de Macedonia, desde su juventud, creyó en Cristo. Ella bien podría decir con San Pablo: “Todo lo estimo pérdida en comparación con el Evangelio”, al comprobar la vanidad caduca del paganismo existente. Sintiéndose testigo de la Buena Nueva, comenzó por enseñarla a sus propios padres para convencerles de que se convirtieran al cristianismo.

Posteriormente se encargó de difundir la semilla del Reino entre los macedonios, lo que le propició nuevos sufrimientos. A pesar de todo, salió nuevamente ilesa, consiguiendo más conversiones, incluida la del gobernante de la capital. En su perseverancia se sintió más llena del Amor de Dios. Prueba de ello, es que al acercarse el final de su vida, pidió se encerrada en una gruta, donde cuando volvieron a los cuatro días, no hallaron nada, entendiendo que ya había sido llevada al Cielo.


Oración

Oh Benigna Santa Irene, máxima defensora de las sagradas escrituras, demuestro mi admiración por ti con esta majestuosa oración.

Te pido tu intercesión y la de Dios Todopoderoso para lograr conseguir la paz, en estos momentos de aflicción en mi vida.

Auxíliame en el difícil momento que me ocupa. Dame la sabiduría necesaria para salir de este trance.

Se mi brújula en este complicado transitar de la vida.

Por los siglos de los siglos.

Amén.




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