La Pasión de Jesús según san Lucas

José-Román Flecha Andrés

Tiempo de lectura: 3’

Los relatos de la pasión de Jesús nos resultan familiares desde los tiempos de nuestra infancia. Pero en estos días de la Semana Santa adquieren un relieve especial.

En la celebración de la eucaristía del Domingo de Ramos de este año leemos la pasión de Jesús según San Lucas. El relato coincide fundamentalmente con el transmitido por los otros evangelistas, pero contiene algunos pasajes propios que aquí resumimos en diez puntos.

1. Lucas nos transmite un relato de la institución de la eucaristía (Lc 22, 15) que guarda mucho parecido con el que San Pablo escribía a los fieles de la comunidad de Corinto (1 Cor 11, 23-25). Es evidente que la fuente debe de ser la misma.

2. Es interesante la predicción de las negaciones de Simón Pedro (Lc 22, 31-34) en la proximidad de la pasión (Lc 22, 35-38). Lucas es el único en anotar que, tras las negaciones del apóstol, el Señor se volvió y dirigió una mirada a Pedro (Lc 22, 61). Es un detalle que concuerda bien con el estilo de este evangelio de la gracia y la compasión.

3. En el escenario del huerto de Getsemaní, Lucas recuerda la presencia de un ángel, al tiempo que constata el sudor de sangre de Jesús (Lc 22, 43-44). Es el único que transmite las palabras que Jesús dirige a Judas: “¿Con un beso entregas al hijo del hombre?” (Lc 22, 48) y también su comentario ante los que llegan a detenerlo: “Ésta es vuestra hora y el poder de las tinieblas” (Lc 22,5 3), aunque no se refiere para nada al cumplimiento de las Escrituras.

4. En el juicio “civil” de Jesús, los judíos lo acusan ante Pilato, diciendo: “Hemos encontrado a este soliviantando a nuestro pueblo e impidiendo dar tributos al César y diciendo que él es el Cristo rey” (Lc 23,2). Se nos indican los motivos por los que había sido detenido Barrabás (Lc 23,19.24). Se insiste por tres veces en que Pilato no encuentra en Jesús una causa de muerte (Lc 23,20-22; 23,15; 23,4). Tampoco Herodes encuentra culpable a Jesús (Lc 23,6-12). Y curiosamente, Lucas omite las burlas a las que lo someten los soldados en el pretorio. Es como si el evangelista tratara de suavizar la responsabilidad y la culpa de los protagonistas de la pasión tendiendo un velo de comprensión.

5. Este evangelio, que había presentado a un grupo de mujeres entre los discípulos de Jesús en Galilea (Lc 8,1-3), es el único que describe, y muy ampliamente, el encuentro de Jesús con las mujeres de Jerusalén que lloran al verlo caminar cargado con la cruz camino del Calvario (Lc 23,26-32).

6. El evangelio según San Lucas recoge la imprecación del mal ladrón, condenado y ajusticiado junto a Jesús. Es el único que recoge también la súplica que le dirige el buen ladrón, así como la respuesta acogedora de Jesús que le promete su compañía inmediata en el paraíso (Lc 23,39-43).

7. Este mismo evangelio, que tanta importancia ha concedido a la oración de Jesús, es el único que incluye su intercesión por los que lo condenan y escarnecen: “Padre, perdónales, pues no saben lo que hacen” (Lc 23,34). Nos ofrece también su oración final: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” (Lc 23,46). En realidad, se sugiere que Jesús muere rezando el salmo 31, que a su vez se inspiraba en las Confesiones de Jeremías.

8. En este evangelio según San Lucas no sólo se recogen las palabras del centurión, asombrado ante la figura de aquel hombre “justo”, sino también la reacción de la gente que ha asistido a la muerte de Jesús: “Toda la gente que estaba presente a este espectáculo, al observar las cosas que sucedían, se volvió golpeándose el pecho” (Lc 23,48).

9. De José de Arimatea Lucas no menciona que fuera un discípulo rico -como subraya Mateo (Mt 27,57)- sino que era un hombre bueno que no había estado de acuerdo con la decisión del Consejo de los judíos (Lc 23,50-51). Así pues, Jesús que había sido recibido de niño por un hombre “justo” como Simeón (Lc 2,25), recibe, ya muerto, el cuidado de otro hombre justo.

10. Respecto a las mujeres que estuvieron al pie de la cruz, Lucas las reconoce como aquellas que habían seguido y acompañado a Jesús desde Galilea (Lc 23,55). Después de volver del Calvario, prepararon perfumes y ungüentos y según el precepto de la Ley, descansaron durante el sábado (Lc 23,56). Se sugiere que habían servido a Jesús durante su vida y lo sirven ya muerto. El seguimiento y el servicio las identifican como verdaderas discípulas del Señor.

Son unos pocos detalles, pero muy importantes. A través de ellos se descubre que el evangelio según San Lucas trata a toda costa de disculpar a las autoridades romanas de la muerte de Jesús.

Por otra parte, en este texto se nos revelan los sentimientos humanos y el dolor de la agonía del Maestro.

Y, en tercer lugar, se vislumbran algunas características que recorren todo el evangelio de Lucas: la importancia de la oración y de la misericordia de Dios, la presencia de las mujeres como seguidoras del Señor y la majestad e inocencia de Jesús.


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