La llama y su lenguaje, título homilético para la solemnidad de Pentecostés (20-5-2018)

La llama y su lenguaje, título homilético para la solemnidad de Pentecostés (20-5-2018)

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

La llama y su lenguaje, título homilético para la solemnidad de Pentecostés (20-5-2018)

"Cada uno los oímos hablar de las grandezas de Dios en nuestra propia lengua". Así concluye la primera lectura que se proclama en la celebración de la misa, en esta solemnidad de Pentecostés (Hech 2,11). Ese era el rumor que corría entre los peregrinos que habían acudido a Jerusalén para la fiesta de Pentecostés.

El texto de los Hechos de los Apóstoles habla de un estruendo como de viento impetuoso y de una especie de llamaradas bajadas del cielo, que se posaban sobre cada uno de los apóstoles. El viento y el fuego son dos fuerzas cósmicas imparables. Aquí reflejan la fuerza del Espíritu que renueva a los seguidores de Jesús.

Como ha dicho el papa Francisco, "era la llama de amor que quema toda aspereza; era la lengua del Evangelio que traspasa los límites puestos por los hombres y toca los corazones de la muchedumbre, sin distinción de lengua, raza o nacionalidad" (24.5.2015).

En el salmo responsorial suplicamos a Dios que envíe su Espíritu para repoblar la faz de la tierra (Sal 103). Y escuchando a san Pablo, pedimos que los diversos ministerios inspirados por el Espíritu contribuyan de verdad al bien común de la Iglesia y del mundo (1Cor 12,3-7).

LOS TRES ENCARGOS

El texto del evangelio que hoy se proclama (Jn 20,19-23) nos lleva hasta la casa en la que los discípulos de Jesús se habían refugiado después de la muerte de su Maestro. Se nos recuerda que habían procurado cerrar las puertas por miedo a los judíos. Pero el Señor llegó de pronto con tres encargos inolvidables

LA ALEGRÍA DEL EVANGELIO

El texto evangélico anota cuidadosamente que "los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor". No deberíamos olvidar esa anotación.

– Señor Jesús, con tu resurrección tu has convertido nuestro temor en alegría. Que la llama del Espíritu haga comprensible el lenguaje de amor que nos has confiado. Amén.

José-Román Flecha Andrés

Tracking