Dos años sin Kobe Bryant: su relación con Dios y la Misa a la que acudió minutos antes del accidente

Era el 26 de enero de 2020 cuando la leyenda de la NBA perdía la vida junto a su hija Gianna, de trece años, en un accidente de helicóptero

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Era poco antes de las siete de la mañana de aquel 26 de enero de 2020. Una de las leyendas del baloncesto, Kobe Bryant, entraba junto a su hija Gianna en el templo para seguir la Santa Misa y comulgar. Minutos más tarde, ambos montaban en un helicóptero junto al piloto y otras seis personas. Asistíamos, sin saberlo, a los últimos instantes de la vida de Kobe, que se vio truncada después de que se estrellara el helicóptero, llevándose la vida de todos los tripulantes.

Nos dejaba así uno de los grandes de la NBA, un jugador total que batió todos los récords posibles. Tan solo tenía 39 años. Su hija trece. Los focos eran parte de su vida, dentro y fuera de la cancha, en el club de su vida, Los Ángeles Lakers.

Pero este artículo no está pensado para realzar las virtudes de Kobe Bryant como rey de la cancha, sino explicar su experiencia de fe, que nació tras la conversación con un sacerdote que le cambió la vida. Y es que pese a su exitosa carrera como deportista, los altibajos marcaban la personal.

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Nacido en Filadelfia en 1978, vivió algunos años en Italia, acompañando a su padre en su carrera como jugador de Basket. De vuelta a EEUU y tras terminar el instituto -donde batió todos los records en su equipo de baloncesto- decide presentarse al Draft de la NBA. Es con 21 años cuando Bryant conoce a Vanessa Laine, la mujer que se convertiría en la mujer de su vida.

La crisis de Bryant

Diez años después de aquello llegaría esta crisis. Bryant recibió una denuncia por violación y su mujer comenzó los trámites del divorcio. Y pese a que parecía que el drama iba a tener una solución inminente, a los pocos meses, la familia Bryant sorprendió al mundo al anunciar su reconciliación. Kobe se disculpó en público y su mujer paralizó los trámites para poner fin a la relación con 'la Mamba Negra'

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En una entrevista que Bryant concedió a GQ, relató que “lo único que realmente me ayudó durante ese proceso –soy católico, fui criado católico, mis hijas son católicas– fue hablar con un sacerdote”. Y esta conversación con un cura, fue lo que desencadenó un gran cambio en su vida.

“De hecho fue algo gracioso: él me mira y dice ‘¿lo hiciste?’. Y yo digo ‘por supuesto que no’. Entonces me pregunta ‘¿tienes un buen abogado?’. Y yo estoy como que ‘uh, sí, él es fenomenal’. Así que entonces él dijo ‘déjalo ir. Sigue adelante. Dios no te va a dar nada que no puedas manejar, y está en sus manos ahora. Esto es algo que no puedes controlar. Así que déjalo ir’. Y ese fue un punto de inflexión”, explicaba el propio Bryant en la entrevista.

"Soy católico: Dios es grande"

En la conversación, recordaba que fue su religión católica lo que le ayudó a pedir perdón, a aceptar su metedura de pata y a luchar por lo más valioso que tenía. En 2006, tres años después de este bache personal y profesional, Kobe Bryant se acomodaba en la silla del programa de televisión 'Quite Frankly'. El presentador le mira y le pregunta sin pensárselo sobre aquel drama: "¿Qué fue lo que aprendiste de toda esa experiencia?"



Kobe Bryant no duda ni un instante. Le devuelve la mirada y lo dice: "Dios es grande". "¿Así de simple?", le vuelve a preguntar Stephen. Y lo vuelve a decir: "Dios es grande. Nada más simple que eso hermano". "¿Lo sabías antes?" Y Kobe da una auténtica lección de fe al mundo entero: "Puedes saberlo todo lo que quieras, pero hasta que no cojes esa cruz que no puedes cargar, y Él la carga por ti y carga contigo y con tu cruz... entonces lo sabes".

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