Evangelio

"Al que tiene se le dará, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene"

san Marcos (4, 21-25)

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Marcos 4, 21-25

En aquel tiempo, Jesús dijo al gentío: «¿Se trae la lámpara para meterla debajo del celemín o debajo de la cama?, ¿no es para ponerla en el candelero? No hay nada escondido, sino para que sea descubierto; no hay nada oculto, sino para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga».

Les dijo también: «Atención a lo que estáis oyendo: la medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces. Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene».


Primera lectura

Lectura del segundo libro de Samuel 7, 18-19. 24-29

Después de que Natán habló a David, el rey David vino a presentarse ante el Señor y dijo: «¿Quién soy yo, mi Dueño y Señor, y quién la casa de mi padre, ¿para qué me hayas engrandecido hasta tal punto? Y, por si esto fuera poco a los ojos de mi Dueño y Señor, has hecho también a la casa de tu siervo una promesa para el futuro. ¡Esta es la ley del hombre, Dueño mío y Señor mío! Constituiste a tu pueblo Israel pueblo tuyo para siempre, y tú, Señor, eres su Dios. Ahora, pues, Señor Dios, confirma la palabra que has pronunciado acerca de tu siervo y de su casa, y cumple tu promesa. Tu nombre sea ensalzado por siempre de este modo: “El Señor del universo es el Dios de Israel y la casa de tu siervo David permanezca estable en tu presencia”. Pues tú, Señor del universo, Dios de Israel, has manifestado a tu siervo: “Yo te construiré una casa”. Por eso, tu siervo ha tenido ánimo para dirigirte esta oración. Tú, mi Dueño y Señor, eres Dios, tus palabras son verdad, y has prometido a tu siervo este bien. Dígnate, pues, bendecir a la casa de tu siervo, para que permanezca para siempre ante ti. Pues tú, mi Dueño y Señor, has hablado, sea bendita la casa de tu siervo para siempre».


Salmo

Sal 131, 1b-2. 3-5. 11. 12. 13-14

R/. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre

Señor, tenle en cuenta a David

todos sus afanes:

cómo juró al Señor

e hizo voto al Fuerte de Jacob. R/.


«No entraré bajo el techo de mi casa,

no subiré al lecho de mi descanso,

no daré sueño a mis ojos,

ni reposo a mis párpados,

hasta que encuentre un lugar para el Señor,

una morada para el Fuerte de Jacob». R/.


El Señor ha jurado a David

una promesa que no retractará:

«A uno de tu linaje

pondré sobre tu trono». R/.


«Si tus hijos guardan mi alianza

y los mandatos que les enseño,

también sus hijos, por siempre,

se sentarán sobre tu trono». R/.


Porque el Señor ha elegido a Sión,

ha deseado vivir en ella:

«Esta es mi mansión por siempre;

aquí viviré, porque la deseo». R/.



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