Restauración y presentación en León del cuadro "Juicio final"

Restauración y presentación en León del cuadro "Juicio final"
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Restauración y presentación en León del cuadro "Juicio final"
El Museo de la Catedral de León recibió el 21 de enero la restauración de este cuadro de Luis Mongastón, de 1638, inspirado en la obra homónima de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina. El cuadro ha sido restaurado por Paula Sánchez Ablanedo.
"Pero cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los ángeles con Él, entonces se sentará en el trono de su gloria; y serán reunidas delante de Él todas las naciones; y separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha y los cabritos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los de su derecha: ?Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo?". (Mateo 25:31-46)
El Juicio final, el día en el que Dios salva a los justos y condena a los impuros. Un día temido por unos y anhelado por otros desde el inicio de los tiempos y que, a la vez, crea fascinación.
Reinterpretando a Miguel Ángel
Una representación pictórica de El Juicio Final, basado en la obra de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina, luce esplendorosa en el Museo de la Catedral de León. Una obra magnífica que ha necesitado cuatro meses de restauración para lucir toda su grandeza y poder mostrar lo que se cree que son sus colores originales.
"Es un cuadro importantísimo para la Diócesis de León", afirma Máximo Gómez Rascón, director del Museo de la Catedral, quien se muestra orgulloso de poder presentar en su plenitud este cuadro de 1638, pintado por Luis de Mongastón, artista perteneciente a "una saga de pintores de los territorios leoneses", detalla.
La obra, al igual que la pintada por el genio italiano, muestra a Cristo en el centro. A su derecha, una columna de personas que con gran trabajo ascienden para colocarse junto con los bienaventurados santos y mártires. A la izquierda de Jesucristo, una trubamulta es precipitada a los infiernos.
Paula Sánchez Ablanedo, restauradora del cuadro de Luis de Mongastón, explica cómo el autor "siguió fielmente la estructura compositiva y los grupos de personajes", aunque a diferencia de Miguel Ángel "insistió mucho en la zona del infierno" y asegura que el leonés "tenía una visión muy clara de lo que eran los demonios, que son todos rojos" de modo que simplifica su representación iconográfica para ajustarla al imaginario general que se tiene de estos personajes.
Proceso complejo
La recuperación de este cuadro ha tenido enormes dificultades técnicas. Según detalla su restauradora, el primer problema fue encontrarse "con un soporte de tela muy especial".
Gracias a un trabajo encargado a la Universidad de León, determinaron que se trataba de un lienzo compuesto por lana y algodón. Tela que "es muy poco habitual y muy compleja porque ya condicionaba todos los tratamientos posteriores", relata Paula Sánchez.
Además, el estado de conservación del retablo era verdaderamente malo. "La pintura se caía y sobre el lienzo se había vertido agua", lamenta la restauradora, quien continúa añadiendo puntos a la lista de dificultades que tuvo que superar: "Tenía una película pictórica muy fina. No tenía prácticamente preparación y limitaba mucho la capacidad de adherir todos los tratamientos que se llevaban a cabo", además, "había sido muy lavada y había habido actuaciones anteriores que habían debilitado mucho la maltrecha pintura", concluye Sánchez.
Dificultades superadas todas ellas, pues la obra ha recuperado su esplendor y ya se puede ver en el Museo de la Catedral de León. Un cuadro, que al igual que los justos el día del juicio final, ha vivido su propia Resurrección.
El director del museo catedralicio, el deán de la Catedral y la restauradora posan delante del cuadro. (Foto: Carlos S. Campillo)