Los seis anclajes de la reconciliación

En un mundo donde las rupturas están a la orden del día, proponemos la lectura de esta metodología para la transformación de conflictos

María Luisa Berzosa González Fi

Tiempo de lectura: 2’

Nuestro mundo está necesitado de perdón y reconciliación.Hay mucha ruptura en las relaciones familiares, laborales, eclesiales… Podemos decir sin caer en exageración que donde hay personas humanas, relaciones interpersonales, grupos, asociaciones, comunidades se da el conflicto, se la división y separación y llegamos a tener sociedades fragmentadas.

Los medios de comunicación, el mundo digital, a veces aparecen también con gran polarización y crispación. Los temas son complejos y no tenemos muchos instrumentos para hacer frente a un mundo que cambia a ritmo vertiginoso.

Y en el fondo del corazón humano late un deseo de paz, de vivir en calma y en buena armonía con uno mismo con los demás, con la creación, con la Trascendencia, como les gusta decir a nuestros hermanos y hermanas aborígenes y que con tanta fuerza me marcaron en el Sínodo de la Amazonía.

Por eso que aparezca un libro como el que presentamos es un regalo, me atrevería a decir, que un don histórico porque es una sucesión de elementos que llegan en esta etapa de nuestro mundo que he descrito someramente al inicio de esta nota.

La palabra anclajes en el título nos habla de elementos fijos, que nos dan base, sentido, suelo... que ponen fundamento a nuestra vida, que nos indican cuál es el sentido y la dirección que queremos dar, cómo construimos nuestra casa, sobre roca o sobre arena, haciéndonos eco de la referencia evangélica, cómo estamos anclados, quién o qué nos sostiene, quién lleva el timón de nuestra barca y cuáles son los viento que nos impulsan.

Pero estos 6 anclajes a su vez se sustentan en una experiencia espiritual fundante que son los Ejercicios Espirituales de san Ignacio de Loyola que él realizó y que nos ha dejado como herencia espiritual. Los autores nos presentan el Principio y Fundamento y la Contemplación para alcanzar Amor, como como primer y último anclaje y en el medio los 4 restantes correspondientes a cada una de las cuatro semanas del mes de Ejercicios.

Obviamente este proceso arranca de la persona que somos cada una y cada uno, preguntándonos por nuestros sentimientos, deseos, proyectos...tomar el pulso a nuestro mundo interior para mirarnos y redescubrir los anhelos y afectos de nuestro corazón, cómo está nuestra libertad, la capacidad de tomar decisiones y asumir consecuencias, la voz de la propia conciencia... Y desde ahí entramos en diálogo con los demás, con el mundo, con Dios. El itinerario marca tiempos de «grupiños», es decir, compartir con otras dos personas lo que voy descubriendo en mi corazón a la luz de Dios. La escucha profunda, la interacción, el contacto físico, nos da pautas recíprocas de nuestros movimientos interiores. El compartir en conversación espiritual también en el grupo grande nos va posibilitando el descubrimiento de nuestra propia verdad.

No está ausente del itinerario el discernimiento como herramienta transversal de los Ejercicios y de la espiritualidad ignaciana. Tampoco el registro que se recomienda al final de cada ejercicio con unas sencillas pero profundas preguntas.

Cómo subtítulo que consideramos muy importante, el libro es una guía metodológica para la transformación de conflictos, los cuales se dan en las relaciones humanas. Pero nos ofrecen herramientas para abordarlos y poder superarlos.

Me resta solamente, por tanto, recomendar la experiencia. No es un libro para ser leído sino para ser aplicado a la vida de personas y grupos.

Y agradecer vivamente al equipo por este esfuerzo de recoger de modo admirable la guía presente.


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