Chateando con Dios: La Fiesta de la Trinidad

El periodista y sacerdote Josetxo Vera, ahonda en 'Chateando con Dios' el significado de este misterio

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Las personas que se dedican al estudio del comportamiento humano afirman que una realidad importante para la configuración del ser humano es cuando da nombre a las personas, cuando conoce y reconoce. De alguna forma es cuando aquello pasa a ser algo de su entorno, cercano y le pertenece, que en su corazón ocupa un lugar.

Este fin de semana estamos celebrando la Fiesta de la Trinidad, que es un misterio donde no podemos abarcar mucho, solo lo podemos describir. Es el gran misterio de la vida cristiana, que dice que hay un solo Dios pero tres personas: el Padre, que es Dios; el Hijo que es plenamente Dios y el Espíritu Santo, que también lo es. No sabemos cómo encaja esto, pero es así.

Las lecturas de la misa en esta fiesta de la Trinidad se nos habla de cómo Dios se define así mismo. Y son importantes estas lecturas, porque nos presentan una verdad de Dios muy desconocida por este mundo. Nosotros, los cristianos, creemos que Dios nos ha hecho para que cada vez nos desarrollemos más, y en las lecturas de este domingo sale el nombre de Dios para definirse así mismo. Cuando alguien habla de sí mismo, sin mentiras, es el punto de partida para conocerlo bien. Es a lo que la Iglesia nos invita, a escuchar a Dios para ser feliz.

Y si escuchamos a Dios en las lecturas de hoy, veremos varios nombres que Dios se da así mismo. La Primera Lectura es un encuentro entre Dios y Moisés en el alto del Monte Sinaí. Baja Dios, se pone al lado de Moisés y se define así mismo como Dios, Señor, clemente, misericordioso y compasivo. Lento a la cólera y rico en clemencia.

Compasivo es que padece con alguien, sufre contigo. Misericordioso, implica que con su corazón está cerca de quien sufre. Es lento a la cólera y rico en clemencia. Son cuatro rasgos que dibujan muy bien cómo es.

En la Segunda Lectura sucede lo mismo. Es San Pablo quien habla de Dios, y nos lo presenta como el Dios del amor y de la paz. Nos dice que Dios está presente donde hay amor y paz. Donde falta ambas cosas, Dios está ausente. Así debemos mirar a la sociedad y al tiempo actual. Falta amor y paz, falta Dios. Pensamos que el hombre no necesita a Dios porque cree que podemos hacerlo todo solo, y ha venido la tragedia. Hay una necesidad de recuperarle.

En el Evangelio de este día, el Señor se nos presenta diciendo que no ha venido a condenar al mundo, sino a salvarlo. Salvarlo del pecado y de la muerte.

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