¿En qué consiste el Misterio de la Santísima Trinidad que se celebra este domingo?

El periodista y sacerdote Josetxo Vera, nos da las claves en 'Chateando con Dios' del Evangelio de este domingo, 30 de mayo

Tiempo de lectura: 3’

Después de este tiempo de Pascua, donde hemos estado repitiendo la misma acción salvadora del Señor y recordando su salvación que nos ofrece en su Misterio Pascual, la Iglesia nos invita a contemplar este domingo una gran fiesta, es el Día de Dios, el Día de la Santísima Trinidad, el día en el que Él se nos manifiesta como el único Dios verdadero en el que hay tres personas, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

Y nos envía a esa misión con un espíritu nuevo, con el Espíritu Santo que recibimos en Pentecostés para hacernos partícipes de la misión que Él tiene para este mundo, anunciar la salvación y ofrecerla a toda la humanidad. En este día recordamos la vida consagrada en esa dimensión contemplativa, monjes y monjas que en todo el mundo sostienen a la Iglesia con su oración.

El misterio de la Santísima Trinidad nos dice que en Dios hay tres personas, el Padre que es completamente Dios, el Hijo que se encarnó en Jesucristo y que es Dios todopoderoso y el Espíritu Santo que hace visible esa relación de amor entre el Padre y el Hijo que también es Dios todopoderoso. Estas tres personas son el único y verdadero Dios. Es un misterio que podemos describir, pero que no podemos acoger en nuestra cabeza y al que hemos llegado simplemente por revelación de Dios. Jesucristo, cuando se encarna, hace visible su divinidad, Él mismo es Dios y nos dice que hay un Padre con el que se relaciona y tiene una relación filial que a nosotros nos hace heredar y nos hace hijos en el Hijo. La relación que Él tiene con su Padre es la que nos tiene transferir a cada uno de nosotros.

Y también Jesús nos habla del Espíritu Santo, que nos va a consolar en los momentos de prueba. Por tanto en Dios hay tres personas y en cada una de ellas hay Dios completamente, uno y trino. Nosotros hemos tenido relación personal con Jesucristo que se ha hecho uno de los nuestros para que nosotros nos hagamos uno de los suyos y alcancemos la Gloria de Dios.

Celebramos también la Jornada Pro Orantibus, la fiesta en la que recordamos a todos aquellos que sostienen a la Iglesia con su oración, la vida contemplativa. Hoy es un buen día para rezar por la vida contemplativa y pedir por abundantes vocaciones. Esos monasterios que con su oración sostienen la misión de la Iglesia en todo el mundo.

En las Lecturas el Señor nos hace ver que somos miembros de su pueblo. En el libro del Deuteronomio Moisés hace una pregunta retórica: “¿hubo jamás, desde un extremo al otro del cielo, palabra tan grande como ésta?; ¿se oyó cosa semejante?; ¿hay algún pueblo que haya oído, como tú has oído, la voz del Dios vivo, hablando desde el fuego, y haya sobrevivido?”. La hace Moisés a su pueblo y vale la pena que nos la repitamos de vez en cuando. Somos parte de este pueblo de Dios y en el salmo repetiremos todos: “Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad”.

Hay una referencia muy importante darnos cuenta. Esto que nosotros vivimos, el Señor nos lo ha transmitido no para que la vivamos con exclusividad. El ser miembros del pueblo de Dios es un don, pero también una misión, todos nosotros estamos llamados a ser parte de los que anuncian a todos los pueblos la salvación. La voluntad de Dios es que todos los pueblos se salven y que lleguen al conocimiento de la Verdad. Y esa es la misión que Dios nos ha confiado, tenemos que ir a todos los pueblos a anunciar al Dios, uno y trino. Es verdad que podemos pensar que esta misión es demasiada asfixiante, sin embargo podemos contarlo a la persona que tienes cerca, a tu amigo, a tu pariente, a tu compañero que no conoce a Dios. Esta es la misión que Él nos confía, alegrarnos por ser parte de su pueblo y compartir esa alegría con quien tenemos cerca.


Religión