Editorial ECCLESIA: Echar rai?ces en el Camino

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De "rai?ces" habla a menudo el Papa Fran- cisco cuando explica, sobre todo a los jo?venes, que sus abuelos son "a?rboles" a los que hay que cuidar con gestos de ternura, a los que hay que visitar y buscar porque sin su "memoria" no se puede florecer. El
Papa lleva desde el principio de su pontificado abogando por "estrechar esos lazos generacionales" para construir un mundo ma?s humano, ma?s acogedor.

"Pero sin cimientos nunca construira?s una casa. Nunca. Y los cimientos de la vida son la memoria", explico?. Esta primera Jornada Mundial de los abuelos y personas mayores nos lleva a reflexionar en nuestro pasado para ser conscientes de nuestro futuro.
El u?ltimo verano prepande?mico se hizo viral la peregrinacio?n de un abuelo y su nieto en el Camino de Santiago. Jaime, 79 an?os, recorri?a por tercera vez el Camino de Santiago con Santi, de 10. Todo empezo? como terapia de ayuda al pequen?o con Trastorno por De?ficit de Atencio?n e Hiperactividad. Ambos transmitieron en sus redes socia- les mucho ma?s que un simple gesto. Fueron capaces de ahondar en esas rai?ces que nos unen y que a lo largo del Camino encontraron "buenos samaritanos" que ayudaban a Santi en los tramos menos fa?ciles. Como en la vida, incluso en estos tiempos del coronavirus, tan llenos de incerti- dumbre, el Camino se convierte en una luz completamente nueva.

El mismo Papa Francisco llama a peregrinar a Santiago para terminar el Camino "con la mochila vaci?a y el corazo?n lleno de experiencias". En la del abuelo y nieto confluira?n este an?o, una vez ma?s, la de la tradicio?n y la esperanza.
El Camino de Santiago desarrolla una parte fundamental de la historia, la cultura y el arte y se ha convertido en dia?logo intercultural entre los peregrinos y las poblaciones locales a lo largo del Camino. Un si?mbolo de fraternidad y un eje vertebrador tambie?n de nuestras rai?ces y de la conciencia europea.

Por eso, en estos tiempos debemos ver el Camino como trayecto, no como meta. La Iglesia misma se define como "Iglesia peregrinante, en busca de la patria celestial". En este trayecto, el arzobispo de Santiago de Compostela, Julia?n Barrio, aseguro? en su carta pastoral en el An?o Santo Compostelano que "pese a caminar con la?grimas en los ojos, nuestros pasos no vacilara?n porque esta?n firmes en quien nos asegura: Yo soy la Vida".

De esta manera comprendemos el significado profundo que tiene la experiencia de una peregrinacio?n para el cris- tiano. No va a la bu?squeda de lo divino, sino que, como el hijo pro?digo, vuelve a las coordenadas profundas de su propia fe, haciendo experiencia de la verdad en su propia vida. Este camino interior reafirma la necesidad del perdo?n, del abrazo de la misericordia, de la gracia jubilar, de la fraternidad. Que? necesario es hacer ese camino juntos, como Iglesia en sinodalidad. Peregrinar en comunio?n y unidad sin dejarse polarizar, dejando a un lado las armas arrojadizas que enarbolando banderas enfrentan a la propia Iglesia.

El Papa san Juan pablo II lanzo? un mensaje "lleno de amor" desde Santiago de Compostela "a la anciana Europa": "Aviva tus rai?ces". Arraigue?monos, por tanto, a los valores aute?nticos que abren un futuro de decisiones generosas que se comprometan, como los peregrinos del Ca- mino, a una accio?n decidida por la justicia y la caridad, en el marco del Amor. De esta forma, como expreso? el Papa polaco en Compostela, podremos dar la misma respuesta que Santiago dio a Cristo: "Yo puedo".

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