Tarsicio de Azcona

Este navarro, experto en Isabel la Católica, dedicó su actividad profesional a la investigación científica en historia y su vida, a Cristo y a su Iglesia como fraile capuchino

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Nos acaba de dejar Jesús Morrás Santamaría (1923-2022), más conocido como Tarsicio Azcona O.F.M., científico dedicado a la historia además de fraile de la Orden de los Capuchinos.

Así contaba él su cambio de nombre, al recibir en el año 2014 el Premio Príncipe de Viana de Cultura: «uso en mis estudios de investigación el nombre de Tarsicio (el santo mártir de las Catacumbas)... Os cuento. En los misterios de la vida religiosa, al emitir la profesión te cambiaban el nombre civil y te imponían otro religioso con el lugar de origen, para transformarte en una nueva criatura…»

A continuación señaló sucintamente en su biografía:

«…Dejé la azada y me enfilaron hacia el estudio… Soy el quinto de siete hermanos y provengo de una modesta familia campesina. Soy un renuevo del pueblo llano, el que más ha sufrido las calamidades, sobre todo, bélicas. Pero dejé la azada y la espuerta y después de 13 años de estudios en casas de la Orden, de 5 de universidad, de 40 de docencia y 60 de investigación, puedo continuar trabajando por la Iglesia y la cultura de España y de Navarra, uniendo con afán, fe y cultura, bajo la autoridad de mis prelados de la Iglesia de Navarra, promotores de la elevación de nuestra Comunidad Foral».


Gran historiador, experto en Isabel la Católica

En cuanto a su formación y la importancia de la historia en cuanto a disciplina científica transmisora de la verdad señaló que «al ingresar en la Facultad y en el Archivo Secreto Vaticano, me recordaron esta sabia definición de Cicerón: Historia, maestra de la vida. Maestra, con tal que no se atreva a decir voluntariamente nada falso, y que se atreva a decir siempre la verdad. Desde mi tesis doctoral comprobé que en la Iglesia Católica siempre ha existido la reforma, pero no sólo como corrección de un abuso, sino como ley y criterio de vida». Y continúa «así he podido probar que existió la reforma en España en todos sus estamentos, antes de la reforma luterana. Fue buen banco de prueba para analizar este problema, profundizar en el reinado de los Reyes Católicos, sobre todo el reinado de la Isabel I de Castilla, la Reina Católica. He dedicado libros y docenas de estudios a estos apasionantes personajes y temas»

Estudió además su orden, el País Vasco, la conquista de Navarra de 1512, terminando por hacer un libro sobre Azcona, su pueblo natal, y algún otro de la misma zona. En cierta ocasión recordó el nuevo rumbo que tomó su vida al sentir la llamada de servir en la vida religiosa y decidir presentarse como aspirante del seminario de los capuchinos.

Pasó por el Seminario de Capuchinos de Alsasua, años durante los cuales tuvo lugar la guerra civil española, donde estudió latín, castellano, aritmética o caligrafía, gustándole especialmente la asignatura de música. Continuó con su noviciado en el convento franciscano de Sangüesa, que según señaló le «ayudó a ir descubriendo la vida religiosa consagrada de por vida».

Tras estancias en el santuario y convento de Rocamador de Estella y después en el convento de capuchinos de Pamplona, se ordenó sacerdote en diciembre de 1946, y pasó sus años de estudios universitarios formándose sobre Historia de la Iglesia y Archivística en la Universidad Gregoriana y la Escuela Vaticana, con una posterior estancia en Baviera donde aprendió alemán, y realizando estudios de Historia Civil en la Universidad de Zaragoza.

Después pasó por el convento de san Antonio de Pamplona, primer destino local del navarro en su provincia natal. En 1969 comenzó a trabajar como profesor en el Centro Superior de Estudios Teológicos del Seminario Diocesano de Pamplona, hasta su retiro en 1992. Allí se dedicó principalmente a la docencia y a la investigación, siendo su primer estudio su tesis doctoral sobre la Elección y reforma de obispos en España en tiempo de los Reyes Católicos.

Autor de una excelente biografía sobre Isabel La Católica, de la cual es considerado un experto, falleció inmerso en el estudio de Los perdones de Carlos V en su viaje a Navarra y Pamplona.

¡Descanse en paz fray Tarsicio!

CONTRA FACTUM NON VALET ARGUMENTUM


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