Francisco recuerda la figura de Benedicto XVI: "¡Cuántas veces nos dijo que la fe es una Persona!"

En San Pedro se ha celebrado la Misa en sufragio de Benedicto XVI, los cardenales y los obispos fallecidos en el año: "Sus corazones han sido pastorales, compasivos y humildes"

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Este viernes, 3 de noviembre, el Papa Francisco ha presidido la Santa Misa en sufragio de Benedicto XVI, los cardenales y los obispos fallecidos durante el año. La celebración ha tenido lugar en el altar de la Cátedra en la Basílica de San Pedro.

Durante su homilía, el Santo Padre ha reflexionado sobre el Evangelio del día y sobre dos palabras tan importantes: compasión y humildad. Rememorando la figura de Benedicto XVI, Francisco ha subrayado: “Cuántas veces nos ha recordado que la fe no es en primer lugar una idea que debamos entender o una moral que debamos asumir, sino una Persona que debemos encontrar, Jesucristo.Su corazón late con fuerza por nosotros, su mirada se apiada de nuestro sufrimiento”.



El estilo de Dios hecho de "cercanía, compasión y ternura"

“Nuestro Dios, cuya divinidad resplandece al tocar nuestras miserias, porque su corazón es compasivo. La resurrección de aquel hijo, el don de la vida que vence a la muerte, brota precisamente de aquí, de la compasión del Señor que se conmueve ante nuestro mal extremo, la muerte. Qué importante es comunicar esta mirada de compasión a quien vive el dolor de la muerte de sus seres queridos”, ha afirmado el Papa durante la homilía.

Una compasión que tiene una característica muy importante para Francisco, “es concreta”: “Su compasión elimina las distancias y lo lleva a hacerse cercano. Es el estilo de Dios, hecho de cercanía, compasión y ternura […] se ha apropiado de nuestras lágrimas para apartarlas de nosotros”. Dirigiendo la mirada hacia el huérfano y la viuda, protagonistas en el Evangelio durante la misa, Francisco subraya que “obtenemos una lección importante, que condenso en la segunda palabra de hoy: humildad”.



La humildad cristiana

“El huérfano y la viuda son de hecho los humildes por excelencia, aquello que, depositando toda su esperanza en el Señor y no en sí mismos, han situado el centro de la vida en Dios. No ponen su confianza en sus propias fuerza, sino en Él, que se hace cargo de ellos. Los que rechazan toda presunción de autosuficiencia, se reconocen necesitados de Dios y se abandonan en Él, son los humildes. Y son estos pobres en espíritu los que nos revelan la pequeñez que al Señor agrada, el camino que conduce al Cielo. Dios busca personas humildes, que esperan en Él, no en sí mismos y en sus propios planes. Hermanos y hermanas, esta es la humildad cristiana. No una virtud entre otras, sino la actitud fundamental de nuestra vida, la de creernos necesitados de Dios y dejarle lugar, poniendo en Él toda nuestra confianza”, ha afirmado el Papa.

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"Un humilde trabajador de la viña del Señor"

Francisco ha vuelto a recordar además las palabras con las cuales el Papa Benedicto XVI empezó su pontificado: “Un humilde trabajador de la viña del Señor”. “Sí, el cristiano, sobre todo el Papa, los cardenales, los obispos, están llamados a ser humildes trabajadores: a servir, no a ser servidos; a pensar, antes que en sus propios beneficios, en los de la viña del Señor. Y qué hermoso es renunciar a sí mismos por la Iglesia de Jesús”, ha remarcado Francisco.

Por último, el Papa ha pedido al Señor “una mirada compasiva y un corazón humilde. No nos cansemos de pedírselo, porque es en el camino de la compasión y de la humildad que el Señor nos da su vida, que vence a la muerte. Y recemos por nuestros queridos hermanos difuntos. Sus corazones han sido pastorales, compasivos y humildes, porque el sentido de sus vidas ha sido el Señor. Que en Él encuentren la paz eterna. Que se alegren con María, a quien el Señor ha ensalzado mirando su humildad”.

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