Francisco pide no acostumbrarse a las muertes en el trabajo: "Somos seres humanos y no máquinas"

El Papa ha advertido sobre el fenómeno del lavado de conciencia: "La vida no se vende por ningún motivo, tanto más si es pobre, precaria y frágil"

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Entre las numerosas audiencias que ha tenido el Papa Francisco este lunes, particularmente importante ha sido la que ha tenido con la ANMIL, una asociación italiana que agrupa a amputados e inválidos en el trabajo y que celebra su 80 aniversario.

El Santo Padre ha agradecido el trabajo de esta asociación por lo que sigue haciendo “por la protección y la representación de las víctimas de accidente laborales, las viudas y los huérfanos”. Francisco ha recordado la triste muerte de los cinco hermanos que murieron en Italia hace pocos días mientras trabajaban en las vías de un tren: “Gracias por seguir insistiendo en la cuestión de la seguridad en el trabajo, donde siguen produciéndose demasiadas muertes y desgracias”.

“No se trata sólo de garantizar una asistencia y una seguridad social adecuadas a quienes sufren formas de discapacidad, sino también de dar nuevas oportunidades a personas que pueden re-insertarse y cuya dignidad exige ser plenamente reconocida”, ha pedido el Papa.




"Las tragedias comienzan cuando el objetivo ya no es el hombre"

Desgraciadamente, las tragedias en el lugar de trabajo no cesan, “a pesar de la tecnología de que disponemos para promover lugares y tiempos seguros. A veces parece un boletín de guerra. Esto ocurre cuando el trabajo se deshumaniza y, en lugar de ser el instrumento mediante el cual el ser humano se realiza poniéndose a disposición de la comunidad, se convierte en una exasperada carrera por el beneficio”.

“Las tragedias comienzan cuando el objetivo ya no es el hombre, sino la productividad, y el hombre se convierte en una máquina de producción. Amigos, las tareas educativas y de formación que tenéis por delante siguen siendo cruciales, tanto en lo que respecta a los trabajadores como a los empresarios y en el seno de la sociedad. La seguridad en el trabajo es como el aire que respiramos: sólo nos damos cuenta de su importancia cuando falta trágicamente, ¡y siempre es demasiado tarde!”, ha subrayado Francisco en su discurso.

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"La responsabilidad hacia los trabajadores es primordial"

El Santo Padre ha pedido no acostumbrarse a los accidentes laborales ni a resignarse a la indiferencia ante ellos: “No podemos aceptar el despilfarro de vidas humanas. Las muertes y lesiones son un trágico empobrecimiento social que afecta a todos, no sólo a las empresas o familias implicadas. No debemos cansarnos de aprender y re-aprender el arte de cuidar”.

“La responsabilidad hacia los trabajadores es primordial: la vida no se vende por ningún motivo, más aún si es pobre, precaria y frágil. Somos seres humanos y no máquinas, personas únicas y no piezas de recambio. Y muchas veces algunos trabajadores son tratados como piezas de recambio”, ha advertido Francisco.

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