Francisco culmina un día histórico en Irak con la visita al ayatolá Al-Sistani y la Santa Misa en Bagdad

El Santo Padre vivió su segundo día en tierras iraquíes y realizó el gran sueño incumplido de San Juan Pablo II durante el Gran Jubileo del 2000

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El Papa Francisco ha vivido su segundo día en Irak, un día historico por varios motivos. El día empezaba con una visita al ayatolá Ali al Sistani, uno de los principales líderes religiosos chiíes, una reunión a puerta cerrada en su casa en Nayaf (Irak).

Al Sistani, de 90 años, expresó al Pontíficesu "preocupación de que los ciudadanos cristianos deberían vivir, como todos los iraquíes, en seguridad y paz, y teniendo todos sus derechos constitucionales", según un comunicado de la oficina de Al Sistani.

El Papa Francisco y el ayatolá Ali Al Sistani en Nayaf (Irak)

El Papa Francisco y el ayatolá Ali Al Sistani en Nayaf (Irak) (EFE)

La visita a Al-Sistani

Al Sistani hizo hincapié en el rol que ha desempeñado la autoridad religiosa en "proteger a todos aquellos que han sufrido injusticias y daños en los últimos años, especialmente durante el cual los terroristas tomaron amplias áreas en varias provincias iraquíes, donde cometieron actos criminales", se apunta en el comunicado.



El líder chií hizo alusión al periodo, entre 2014 y 2017, en el que el grupo yihadista suni Estado Islámico (EI) ocupó grandes partes de Irak y estuvo a las puertas de llegar a la capital Bagdad.

Durante este encuentro, según el comunicado, abordaron "los grandes desafíos a los que se enfrenta la humanidad en esta época y el papel de la fe" y hizo referencia en concreto a las "injusticias, asedios económico y desplazamiento que sufren muchos pueblos de nuestra región, especialmente el pueblo palestino en los territorios ocupados", en referencia a Israel.

Foto histórica del Papa Francisco junto a los líderes religiosos en Ur

Por último, Al Sistani recalcó el "papel que deben desempeñar los grandes líderes religiosos y espirituales para frenar todas estas tragedias". La reunión en sí, como aseguraron algunos expertos, era el mensaje, ya que el ayatolá, de 90 años, nacido en Irán, es un guía espiritual muy apreciado por su sobriedad y sabiduría, incluso por quienes no pertenecen a la rama chií.



El encuentro interreligioso en Ur de los Caldeos

Tras este encuentro con Ali Al-Sistani, el Pontífice tuvo un encuentro interreligioso con los líderes de las otras confesiones religiosas en Ur de los Caldeos, el hogar primero de Abraham, una de las ciudades más antiguas e importantes habitada entre el 2025 y el 1735 a.C. “Este lugar bendito – dijo el Papa Francisco – nos remite a los orígenes, a las fuentes de la obra de Dios, al nacimiento de nuestras religiones”.

Encuentro interreligioso en la llanura de Ur

“Aquí – continuó – donde vivió nuestro padre Abrahán, nos parece que volvemos a casa. Él escuchó aquí la llamada de Dios, desde aquí partió para un viaje que iba a cambiar la historia” y nosotros – dijo – “somos el fruto de esa llamada y de ese viaje”.

Francisco arremetió en Irak contra la "proliferación de armas" y las "turbias maniobras" del dinero al tiempo que pidió a los fieles de todas las religiones "transformar" el odio en "instrumentos de paz".



"Hostilidad, extremismo y violencia no nacen de un espíritu religioso; son traiciones a la religión. Y nosotros creyentes no podemos callar cuando el terrorismo abusa de la religión", ha exclamó Francisco en su tercer discurso en el país.

En su segundo día en Iraq la última actividad pública del Santo Padre fue la celebración de la Santa Misa en la Catedral caldea de San José en Bagdad. Esta celebración eucarística, centrada en Santo Tomás, se llevó a cabo según el rito caldeo, y en italiano, caldeo y árabe. Mientras las oraciones de los fieles fueron leídas en árabe, un dialecto arameo, kurdo, turcomano e inglés.

Esta es la oración que el Papa Francisco rezó en su paso por Ur, la tierra de Abraham

Y ante líderes de varias confesiones señaló: "Nos toca a nosotros exhortar con fuerza a los responsables de las naciones para que la creciente proliferación de armas ceda el paso a la distribución de alimentos para todos. Nos corresponde a nosotros acallar los reproches mutuos para dar voz al grito de los oprimidos y de los descartados del planeta; demasiados carecen de pan, medicinas, educación, derechos y dignidad".

También pidió que se respete la libertad religiosa. Para el Papa, es claro que el papel de las religiones pasa por que "salgan a la luz las turbias maniobras que giran alrededor del dinero y pedir con fuerza que este no sirva siempre y sólo para alimentar las ambiciones sin freno de unos pocos".

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La misa en la Catedral Caldea de San José en Bagdad

En su segundo día en Iraq la última actividad pública del Santo Padre fue la celebración de la Santa Misa en la Catedral caldea de San José en Bagdad. Esta celebración eucarística, centrada en Santo Tomás, se llevó a cabo según el rito caldeo, y en italiano, caldeo y árabe. Mientras las oraciones de los fieles fueron leídas en árabe, un dialecto arameo, kurdo, turcomano e inglés.



En su homilía el Papa Francisco comenzó recordando que: “La Palabra de Dios nos habla hoy de sabiduría, testimonio y promesas”. De la sabiduría el Santo Padre recordó que fue “cultivada en estas tierras desde la antigüedad”. Y su búsqueda fascinó al hombre desde siempre; “sin embargo – agregó – a menudo quien posee más medios puede adquirir más conocimientos y tener más oportunidades, mientras que el que tiene menos queda relegado”. Lo que constituye – dijo – “una desigualdad inaceptable, que hoy se ha ampliado”.

También invitó a observar que “en la Virgen que, según lo establecido en la ley, no puede tener hijos, y es llamada a ser madre. Y veamos a Pedro, que niega al Señor, y Jesús lo llama para que confirme a sus hermanos”.

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Por esta razón el Papa dijo que “todo lo que el mundo nos quita no es nada comparado con el amor tierno y paciente con que el Señor cumple sus promesas”. “Querida hermana, querido hermano: Tal vez miras tus manos y te parecen vacías, quizás la desconfianza se insinúa en tu corazón y no te sientes recompensado por la vida. Si te sientes así, no temas; las Bienaventuranzas son para ti, para ti que estás afligido, hambriento y sediento de justicia, perseguido”.



Al concluir su homilía el Santo Padre aseguró a los fieles que el Señor promete a cada uno que su nombre está escrito en su corazón, en el cielo. “Y hoy le doy gracias con ustedes y por ustedes, porque aquí, donde en tiempos remotos surgió la sabiduría, en los tiempos actuales han aparecido muchos testigos, que las crónicas a menudo pasan por alto, y que sin embargo son preciosos a los ojos de Dios; testigos que, viviendo las bienaventuranzas, ayudan a Dios a cumplir sus promesas de paz”

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