Lo que queda de la antigua Nicea, la ciudad donde se celebró el primer concilio ecuménico

Fundada en el 316 a. C., fue un enclave comercial en la ruta hacia Constantinopla en la época romana. La ciudad se llamó Nicea en honor de uno de los generales de Alejandro Magno, pero desde 1331 su nombre en turco es İznik

Eva Fernández Huéscar

Roma - Publicado el

4 min lectura

El helicóptero que el viernes 28 de noviembre trasladará a León XIV desde Estambul hasta la actual ciudad de Iznik aterrizará a las orillas del lago de la ciudad, donde en 2014 se encontraron fortuitamente, gracias a la fotografía aérea, los fundamentos de una antigua basílica de tres naves, construida hace aproximadamente 1600 años en honor de San Neófito.

 

Las ruinas habían permanecido sepultadas durante siglos bajo una densa capa de lodo a solo 2-3 metros de profundidad y a 50 metros de la orilla, donde ahora son fácilmente visibles, ya que en los últimos diez años la sequía ha disminuido progresivamente el caudal del lago.

En septiembre de 2018 un equipo de arqueólogos turcos mostró por primera vez los resultados de sus investigaciones a la opinión pública, asegurando que estos restos corresponderían con el lugar exacto donde tuvo lugar una de las citas más importantes de la historia del cristianismo: el Primer Concilio de Nicea del año 325 d. C, por lo que se trataría de un descubrimiento de enorme valor histórico.

El hallazgo de la basílica sumergida de San Neófito  

El lago İznik era conocido en la antigüedad como lago Ascanius. En 2014, durante una prospección aérea para mapear restos arqueológicos, encontraron los fundamentos de la Basílica con un notable estado de conservación a tan solo unos 20 metros de la orilla y a escasos dos metros de profundidad. 

La planta de la Basílica mide unos 20 metros de longitud y presenta el habitual diseño de tres naves, típico de las iglesias bizantinas paleocristianas. Desde ese momento, distintos equipos de investigadores sometieron la zona a estudios geofísicos para intentar averiguar los motivos por los que acabó siendo inundada por las aguas del lago. Aunque en un principio se pensó que la basílica había colapsado como consecuencia del devastador terremoto que afectó la región en el año 740 d. C, los análisis geológicos del entorno consideran que el ascenso paulatino del nivel del lago a lo largo de los siglos terminó por hundir en sus aguas la basílica.

Cada vez hay más evidencias de que fuera el lugar escogido por Constantino para aquel primer Concilio en el año 325 d. C. que reunió a más de 300 obispos cristianos, y que marcó un punto de inflexión en la historia de la Iglesia. Según el profesor Mustafa Şahin, responsable de las excavaciones, la situación estratégica de la Basílica, y sus dimensiones confirman que desempeñaba una función destacada dentro del conjunto urbano de la antigua Nicea. Otra teoría señala, que si no fue el lugar exacto donde transcurrió el Concilio, pudo construirse en el periodo inmediatamente posterior para conmemorar su celebración, incluso sobre los restos del enclave original.

San Neófito, a quien estaba dedicada la basílica, fue un mártir de la persecución de Diocleciano. Cuenta la tradición que a los 15 años se negó sacrificar a los ídolos y y tras sufrir distintos suplicios murió decapitado. Tal como se acostumbraba en aquella época quizás la Basílica se edificó en el mismo lugar donde fue martirizado.

Los restos de Nicea, en la actual Iznik  

Nicea fue fundada en el 316 a. C. con el nombre de Antigonia. En época romana se convirtió en un próspero enclave comercial en la ruta hacia Constantinopla. La ciudad se llamó Nicea en honor de uno de los generales de Alejandro Magno, pero desde 1331 su nombre en turco es İznik, y hoy en día tiene uno 45.000 habitantes.

Durante siglos, Nicea fue considerada uno de los enclaves más importantes de la Cristiandad, como lo podrían ser Jerusalén o Constantinopla. Se encuentra a unos 150 kilómetros de Estambul y a más de 600 de las localidades costeras más famosas de Turquía como Esmirna o Bodrum.

En Nicea se celebraron dos importantes concilios: el del año 325 y el del 787. Este segundo concilio se celebró en la antigua Basílica de Santa Sofía, construida por Justiniano y transformada en mezquita tras la conquista otomana en 1331, pero que aún conserva frescos con las figuras de la Virgen María, de Jesucristo y San Juan Bautista.

En la antigua Nicea había también un teatro, que hoy es uno de los ejemplos más significativos de la arquitectura romana en Anatolia. Construido en el siglo II d.C. durante el reinado del emperador Trajano, podía albergar hasta 15.000 espectadores y se utilizaba para espectáculos teatrales, conciertos musicales y combates de gladiadores.

Con la conquista de Constantinopla en 1453, la ciudad perdió importancia política y mantuvo el reconocimiento gracias a la fabricación de cerámica esmaltada, que aún hoy sigue siendo muy cotizada.