Ni pesticidas ni químicos: Este es el huerto donde puedes encontrar las frutas y verduras más frescas
En los últimos años, la mayor concienciación sobre el cuidado del medio ambiente ha hecho que este huerto haya cobrado una nueva relevancia por sus vínculos con la ecología y compromiso con la alimentación sostenible
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Aunque cueste creerlo, en uno de los rincones del Vaticano se extiende un huerto donde se plantan hortalizas, frutas y plantas aromáticas. Ubicado en los Jardines Vaticanos, el espacio agrícola aúna tradición, autosuficiencia alimentaria y espiritualidad.
En los últimos años, la mayor concienciación sobre el cuidado del medio ambiente ha hecho que el huerto haya cobrado una nueva relevancia, tanto por sus vínculos con la ecología como por su compromiso con la alimentación sostenible.
Los orígenes del huerto del Vaticano se remontan siglos atrás. Desde la Edad Media, los papas han mantenido espacios verdes y cultivables dentro en el interior de sus muros, aunque su forma actual comenzó a consolidarse a partir del siglo XX. Fue durante el Pontificado de Pío XI (1922–1939) cuando los Jardines Vaticanos se rediseñaron con una visión más moderna, integrando zonas agrícolas y ornamentales. La intención era proporcionar al Pontífice productos frescos y garantizar una cierta autonomía alimentaria a la Santa Sede.
Con el paso del tiempo, este huerto ha evolucionado en técnicas y cultivos, pero sin perder su Hoy, En la actualidad no solo es una fuente de alimentos, sino también un símbolo del compromiso de la Iglesia con la ecología integral.
Los productos que se cultivan en el huerto vaticano
El huerto vaticano ocupa una extensión de aproximadamente dos hectáreas y está situado en la parte sur de los Jardines Vaticanos, en una zona donde también se encuentran los invernaderos, el gallinero y algunos olivares.
En el espacio agrícola se cultivan productos variados que abastecen en gran parte la mesa del Papa y la residencia de Santa Marta, donde viven también miembros del clero y personal del Vaticano.
Entre los productos que se cultivan destacan las lechugas, tomates, berenjenas, calabacines, alcachofas, coles, espinacas y otras verduras de temporada. También hay frutales, como los limoneros, naranjos, manzanos y perales. Las plantas aromáticas y flores que se emplean con fines decorativos como para actos litúrgicos, como la albahaca, el romero o el tomillo forman parte también de la oferta productiva.
¿Quién gestiona el huerto del Vaticano?
El cuidado del huerto está en manos de un reducido grupo de jardineros y agricultores empleados por el Governatorato del Estado de la Ciudad del Vaticano. Estos trabajadores no solo tienen formación técnica, sino que también entienden su labor como una forma de servicio espiritual, en consonancia con la visión ecológica del Vaticano. Muchos de ellos pertenecen a familias que han trabajado durante generaciones en los jardines papales.
El huerto se gestiona de forma prácticamente ecológica. No se utilizan pesticidas químicos agresivos, y se procura mantener la fertilidad del suelo mediante técnicas tradicionales, como el compostaje y la rotación de cultivos. Además, las abejas del apiario vaticano ayudan a polinizar las plantas y producen una limitada pero apreciada cosecha de miel.
productos dirigidos al Papa y a los necesitados
La producción del huerto vaticano tiene como objetivo suministrar de alimentos frescos al Papa y a su entorno. Cada día, los productos recolectados se entregan a la residencia del Pontífice, pero otra parte se destina a fines solidarios.
Algunas frutas y hortalizas se entregan a comedores sociales o a instituciones benéficas que trabajan en Roma, especialmente aquellas gestionadas por la Iglesia. En más de una ocasión, el Papa Francisco ha recordado la importancia de compartir los bienes de la Creación, y este pequeño gesto refleja esa filosofía.
En cuanto a la presencia de los papas en el huerto, aunque no es frecuente verlo cultivando directamente, sí ha visitado la zona en varias ocasiones. El Papa Francisco ha mostrado durante su Pontificado interés por el trabajo de los jardineros y ha conversado con ellos sobre la importancia de cuidar la tierra. Sus discursos sobre el respeto por la naturaleza, la biodiversidad y la agricultura sostenible encuentran eco directo en este microcosmos agrícola vaticano.
El huerto también se ha convertido en un espacio de contemplación. No está abierto al público en general, pero ocasionalmente ha recibido la visita de delegaciones, investigadores y representantes de otras confesiones religiosas interesados en conocer cómo el Vaticano promueve un modelo agrícola a escala humana, alineado con los valores de sostenibilidad.