Miguel Ángel Gullón, religioso Dominico en República Dominicana: «Nuestros proyectos han quedado muy tocados»

El huracán Fiona ha derribado la torre de Radio Seybo y destrozado los cultivos de los invernaderos que ayudan a sostener el centro de salud y un colegio

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«Ahora estamos recogiendo la antena, que tiene sesenta metros; los técnicos nos han puesto una pequeña torre con la que emitimos a baja potencia, pero es todo muy lento… Eso sí, sabemos que vamos a salir adelante». Quien así se expresa, triste y alicaído por lo vivido pero sin perder por ello la esperanza, es Miguel Ángel Gullón, religioso Dominico y director de Radio Seybo, la radio comunitaria de la Orden de Predicadores en la ciudad de El Seybo (República Dominicana). Esta localidad de unos 30.000 habitantes, en la provincia del mismo nombre, ha sido la más afectada en la isla por el paso del huracán Fiona, de categoría 2, que ha causado al menos dos muertos e innumerables daños materiales.

«Fue terrible, los vientos huracanados hacían volar todo por los aires. Aquí la mayoría de las casas son de hojas de cinc, y no han resistido a tanto poder de destrucción. Estamos haciendo balance, pero tenemos muchas dificultades porque las comunidades campesinas están incomunicadas por la crecida de los ríos y los teléfonos no funcionan. Calculamos que han quedado destruidas unas mil viviendas. Hemos estado sin luz todos estos días y seguimos sin agua», relata a ECCLESIA este religioso asturiano que lleva como misionero en la República Dominicana desde 1999 y que ahora apela a la solidaridad y generosidad de los cristianos para hacer frente a tanta destrucción.

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El huracán destrozó la antena de Radio Seybo, que cayó sobre sobre las viviendas próximas.

«El huracán —precisa— entró el domingo a partir de las doce de la noche, con vientos de unos 170 kilómetros por hora. Pero lo peor llegó después. A eso de las tres de la madrugada creíamos que toda había terminado, porque llegó una calma muy grande que duró una hora o así, pero después el viento y la lluvia fueron aún mayores. Esa calma, según nos han dicho los meteorólogos, se correspondió con el paso del ojo del huracán. En El Seybo tenemos constancia de al menos un fallecido: un señor de 65 años llamado Blas Cepeda, muerto de un infarto al ver cómo el huracán tumbaba su casa».

Una radio, un centro de salud, un colegio, un centro de formación agrícola…

El Seybo está a unos 150 kilómetros de Santo Domingo, a mitad de camino entre la capital y los complejos turísticos de Punta Cana del extremo oriental de la isla. «Es una zona muy empobrecida porque el 70% de la tierra lo ocupa la empresa Central Romana, una compañía de caña de azúcar donde trabajan los haitianos en condiciones de esclavitud, picando caña de azúcar de sol y sol en las condiciones más inhumanas», explica el Padre Gullón.

Los proyectos de los Dominicos han quedado muy tocados, empezando por la radio. Radio Seybo es una radio comunitaria que empezó a emitir en 1974 y que tiene una clara vocación de servicio. De ahí que su programación cuente con espacios destinados a la educación básica, primaria y secundaria —«los alumnos los escuchan y luego se examinan»— y de acompañamiento a las comunidades campesinas, «sobre todo cuando son desalojados de sus tierras por las compañías azucareras».

«Somos una radio que anuncia esperanza y denuncia injusticias. Queremos ser fieles a la primera comunidad dominica que hubo en la isla, que con fray Antón de Montesinos denunció en el año 1511 los abusos que se estaban cometiendo sobre los indígenas tahínos, de los que se decía que no tenían alma ni eran seres racionales».

Fiona ha destrozado también los cultivos de los diez invernaderos de mil metros cada uno que gestionan los Dominicos, y dañado la estructura de las instalaciones. Ello supone un gran problema, porque además de ser un centro de capacitación agraria de estudiantes, la venta de las hortalizas que se cultivan en este proyecto, llamado «Virgen de Covadonga», ayuda a sostener económicamente tanto la Radio como el centro de salud fray Luis Oregui.

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«El centro de salud fray Luis Oregui —nos cuenta Miguel Ángel— tiene consultas de medicina general, de medicina interna, de cardiología… Hacemos ecografías, análisis de laboratorio y próximamente vamos a poner en marcha un banco de sangre, porque en la provincia no lo hay y tenemos que acudir a comprarla a la capital, donde una pinta de sangre cuesta como 200 euros».

Un equipo de un centenar de personas

«En la comunidad —añade— somos dos religiosos dominicos, y luego un equipo muy grande de laicos. En la emisora, entre asalariados y voluntarios, somos unas 50 personas; en el proyecto de agricultura, 8; y en el centro de salud, 15. En total, unas 100 personas, entre personas asalariadas y voluntarias».

Las Hermanas Dominicas Misioneras del Rosario tienen también a su cargo una escuela, la Escuela del Rosario, donde se forman unos 800 alumnos de familias humildes.

«Estamos tratando de recuperar la normalidad, pero es muy complicado. Quienes puedan y quieran ayudarnos pueden hacerlo a través de alguna de las instituciones vinculadas a la congregación: Selvas Amazónicas, Acción Verapaz y la Fundación Anacaona, que no solo nos ayudan habitualmente sino que también nos envían voluntarios», concluye.

El Papa Francisco hizo un llamamiento este miércoles, 21 de septiembre, a la comunidad cristiana y a toda persona de buena voluntad para que ayuden a «los afectados por esta calamidad», y manifiesten, así, «la cercanía fraterna a la que cual todos estamos llamados».

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