El mensaje de Navidad de mons. Pizzaballa, patriarca latino de Jerusalén, desde Tierra Santa: "Os esperamos"

El cierre fronterizo de Israel por la pandemia supone otro golpe para una ciudad dedicada al turismo, donde muchos palestinos siguen al dique seco y sin trabajo

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Mons. Pierbattista Pizzaballa, patriarca latino de Jerusalén, ha querido enviar un mensaje de Navidad a los fieles católicos que viven en Tierra Santa.

“Desde Jerusalén y desde Belén vamos a celebrar la fiesta de Navidad, y quiero enviar a todos vosotros, a vuestros hijos, a vuestras familias, a vuestras comunidades, los mejores deseos para la Navidad y un feliz año nuevo. Espero que podáis disfrutar de este periodo de fiestas y que podáis disfrutar del nacimiento de Jesucristo”, ha afirmado el arzobispo italiano.



“Os esperamos. Sabemos que ahora todavía no es posible, pero sabemos que dentro de poco el camino se abrirá de nuevo”, dijo el patriarca, recordando las restricciones impuestas por las autoridades israelíes para contener la propagación de la pandemia del coronavirus.

Mons. Pizzaballa aseguró que desde el patriarcado se está “preparando todo” para asegurar la “mejor experiencia de Tierra santa”. Desde el 1 de noviembre, los turistas que desean viajar al Estado israelí no necesitan autorización especial pero sí estar vacunados o haber pasado el coronavirus en el último medio año y poder demostrarlo.

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El auge de la variante ómicron en Tierra Santa

Cunde el pesimismo en Tierra Santa, que prevé unas segundas Navidades sin apenas actividad turística como consecuencia de los aumentos de contagios por covid-19 y el auge de la variante ómicron. En el caso de Belén, apenas se esperan peregrinos estas semanas. El cierre fronterizo de Israel por la pandemia supone otro golpe para una ciudad dedicada al turismo, donde muchos palestinos siguen al dique seco y sin trabajo.

En noviembre, cuando Israel reabrió sus fronteras a extranjeros con visado de turista tras una larga clausura desde marzo de 2020, Belén pensó que había superado lo peor, que empezaba a pasar página y a regresar progresivamente a la normalidad turística. Los primeros grupos de peregrinos regresaron y hubo una ligera mejora económica en la ciudad, pero el optimismo duró poco: a finales de mes, Israel cerró otra vez las fronteras por la variante ómicron, y en pocos días Belén volvió a quedar vacía de turistas.

Antes del virus, especialmente por la temporada navideña o Semana Santa, la zona solía estar abarrotada de visitantes que hacían largas colas para entrar el templo o recorrían las calles estrechas del casco viejo para comprar souvenirs, objetos de iconografía cristiana o figuras religiosas de madera de olivo talladas a mano. Sin embargo, ante la falta de turistas, la mayoría de comercios que antes estaban abiertos de sol a sol permanecen cerrados, y las puertas metálicas verdosas de las tiendas clausuradas son la tónica imperante en un paisaje donde solo se ve caminar a población local.

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