Impresiones del viaje a Sarajevo de María Fernanda Bernasconi, enviada especial de Radio Vaticana

Impresiones del viaje a Sarajevo de María Fernanda Bernasconi, enviada especial de Radio Vaticana
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Una historia de amor que no ha fracasado a pesar de sus dolores
Con Francisco en salida misionera, desde Sarajevo nuestra enviada especial María Fernanda Bernasconi
(RV).- Algunos observadores se han referido a la antigua Yugoslavia como a una historia de amor que parece fracasada, que se destrozó con la guerra fratricida de hace dos décadas y que, sin embargo, sigue luchando, para dejar atrás sus dolores y comenzar una nueva historia en busca de la unidad.
De la historia reciente de esta atormentada, y no única, región del planeta, destacamos que la Santa Sede reconoció a Bosnia y Herzegovina el 20 de agosto de 1992. El corazón de San Juan Pablo II estuvo siempre cerca de las tragedias de los habitantes de los Balcanes con diversas iniciativas, no sólo espirituales, como la reunión que presidió en la Ciudad del Vaticano el 17 de octubre de 1995, con los Obispos de Bosnia y Herzegovina, Croacia, la República Federal de Yugoslavia, la antigua República Yugoslava de Macedonia y Eslovenia.
El 21 de noviembre de ese mismo año se llegó a los Acuerdos de paz en la base militar estadounidense de Dayton. Y poco menos de un mes después, el 14 de diciembre, estos Acuerdos fueron suscritos oficialmente en París.
En la actualidad, de los aproximadamente cuatro millones de habitantes que tiene Bosnia y Herzegovina, el 40 por ciento es musulmán, el 31 por ciento serbio ortodoxo, el 15 por ciento croata católico, y el resto está formado por otras etnias y religiones, incluida la judía.
El Papa Francisco es como aquel padre que no olvida a sus hijos aún en medio de sus sufrimientos, a los pobres de las periferias, a quienes quiere conocer, mirarlos a los ojos e intercambiar gestos de amistad porque también él los lleva siempre en su corazón.
Esta visita a Sarajevo ciertamente es muy significativa precisamente porque por su historia, es uno de los lugares más aptos para hablar de guerra, de paz y de reconciliación, sin olvidar el diálogo ecuménico y religioso. Se trata de la ciudad capital de Bosnia y Herzegovina y de su homónimo cantón con aproximadamente novecientos mil habitantes, de los cuales casi el 80 por ciento son bosnios musulmanes, mientras poco más del 11 por ciento son serbios y el restante casi 7 por ciento croatas.
Una realidad que también se refleja en la composición de su gobierno, puesto que se trata de una nación que está dirigida por tres presidentes, un bosnio islámico, un serbio y un croata que refleja esta composición demográfica, étnica y religiosa sumamente compleja, pero que permite vivir al país en una convivencia pacífica y armoniosa.
Y Francisco acaba de recordar, en su catequesis de la primera audiencia general de junio, que la guerra es la madre de todas las pobrezas. Algo que saben muy bien los habitantes de Bosnia y Herzegovina, llenos de deseos de crecimiento y superación
(Desde Sarajevo, María Fernanda Bernasconi – RV).
La esperanza y emoción de una joven estudiante, que espera al Papa en Sarajevo
2015-06-05 Radio Vaticana
Con Francisco en salida misionera, desde Sarajevo nuestra enviada especial María Fernanda Bernasconi
(RV).- La realidad de los jóvenes de Bosnia y Herzegovina es muy diferente a la de nuestras ciudades y pueblos. Sin embargo, a nivel global, tienen un común denominador, tal como lo indicó el Papa en diversas ocasiones en que pidió que "no se dejen robar la esperanza".
Varias veces, a decir verdad, Francisco pidió que "no se dejen robar la esperanza", y no sólo a los jóvenes. Refiriéndose a esa esperanza que nos da Jesús, para poner de relieve que las personas que reciben al Maestro en su corazón entienden que él es el Salvador, que camina con cada uno a lo largo de la historia, también personal.
Está claro que en esta nación, que ahora recibe la visita del Obispo de Roma, en su capital, Sarajevo ? ciudad símbolo del conflicto de los Balcanes ? sus ciudadanos cargan con el peso de numerosas heridas aún abiertas, las que, por una parte, se remontan a los cien años de la Gran Guerra, pero también la de los últimos dos decenios, con sus consecuencias de crisis económica debido a las pocas fuentes de trabajo, además de la inestabilidad de las familias y la laceración afectiva y social que ciertamente no se vive sólo en este país, pero que forma parte de la cruz que debe afrontar, tal como el mismo Papa lo recordaba a los Obispos de la Conferencia Episcopal de Bosnia a quienes recibió en la Ciudad del Vaticano el pasado mes de marzo.
Por esta razón el Papa Francisco, el primero en no perder la esperanza, espera contribuir a la "consolidación de la fraternidad y de la paz, del diálogo interreligioso y de la amistad", tal como él mismo lo dijo a los fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro a la hora del primer ángelus de febrero en que anunció este viaje apostólico que hoy se ha hecho realidad.
Hemos entrevistado, telefónicamente, a una joven estudiante de derecho, Darija Sesar, quien, con mucha esperanza, comparte con la audiencia de la Radio del Papa su emoción por un evento que recordará durante toda su vida.
(Desde Sarajevo, María Fernanda Bernasconi – RV).
(from Vatican Radio)