El cardenal Pizzaballa celebra la posible tregua en Gaza pero advierte que queda un largo camino para la paz: "Liberar los corazones del odio"
En su carta pastoral, el Patriarca Latino de Jerusalén considera que esta tregua constituiría “un primer paso largamente esperado” hacia la paz e invita a los fieles unirse al Rosario que ha convocado León XIV este sábado
Publicado el
3 min lectura
El Patriarca Latino de Jerusalén, el cardenal Pizzaballa, ha celebrado una posible tregua en Gaza dos años después de que se reavivara el conflicto bélico con Israel, calificándolo como “un primer paso largamente esperado”, e invita a mantener la esperanza y la oración uniéndose al Rosario por la paz que ha convocado el Papa León XIV el próximo sábado, 11 de octubre.
En una carta pastoral, Pierbattista Pizzaballa ha denunciado de nuevo el sufrimiento causado por la guerra, al tiempo que celebra los signos de progreso hacia el cese de las hostilidades, la liberación de rehenes y la excarcelación de prisioneros palestinos.
“Por primera vez, las noticias informan de un posible avance positivo: la liberación de rehenes israelíes, de algunos prisioneros palestinos y el cese de los bombardeos y ofensivas militares. Este es un paso importante y largamente esperado”, escribe.
Sin embargo, el Patriarca advierte contra las expectativas poco realistas, recordando que “aún nada está del todo claro ni definido; quedan muchas preguntas sin respuesta y todavía hay mucho por concretar”.
“Nos alegramos por el fin de las hostilidades, que esperamos no sea temporal y traiga consuelo a Gaza"
El Patriarca expresa su esperanza de que este momento pueda traer alivio a quienes han soportado un sufrimiento inimaginable.
“Nos alegramos sobre todo por el fin de las hostilidades, que esperamos no sea temporal y que traiga consuelo a los habitantes de Gaza. Nos alegramos por todos nosotros, porque el posible fin de esta guerra horrible, que ahora parece muy cercano, marcará por fin un nuevo comienzo para todos: no solo para israelíes y palestinos, sino también para el mundo entero”, afirma.
Al mismo tiempo, advierte sobre el “camino arduo” que aún queda por recorrer, recordando a los fieles que el fin de las operaciones militares es solo el “primer paso necesario e indispensable” hacia una paz duradera.
El Patriarca llama la atención sobre el deterioro de la situación en Cisjordania, donde las comunidades “enfrentan todo tipo de problemas cada día, especialmente en los pequeños pueblos, cada vez más rodeados y asfixiados por los ataques de colonos, sin suficiente protección por parte de las autoridades de seguridad”.
El Patriarca Latino de Jerusalén subraya además la incertidumbre cotidiana que viven las comunidades cristianas, cuyas vidas están marcadas por las “dolorosas y complejas dinámicas” del conflicto, que afectan incluso las decisiones más rutinarias sobre seguridad, desplazamientos y acceso a servicios.
Pizzaballa advierte que el fin de la guerra es un paso positivo pero "no marca necesariamente el inicio de la paz"
El cardenal Pizzaballa destaca en la carta pastoral que la misión de la Iglesia no es ofrecer análisis políticos, sino orientación espiritual, recalcando que “el mundo ya está lleno de análisis estratégicos que rara vez cambian la realidad”, reivindicando la “visión espiritual” que ofrece la Iglesia “para mantenernos firmes en el Evangelio”, ha apuntado.
En este sentido, el cardenal Pizzaballa recuerda las lágrimas derramadas durante los últimos dos años y reitera que la respuesta de la Iglesia debe enraizarse en el amor y el perdón, no en la venganza.
“Jesús, nuestro Maestro y Señor, hizo del amor que se entrega y del perdón su elección de vida. Sus heridas no son una invitación a la revancha, sino un signo de la capacidad de sufrir por amor”, ha expresado.
Además, el Patriarca Latino de Jerusalén reconoce que, incluso si la guerra terminara hoy, “el conflicto continuará, porque sus causas profundas aún no han sido abordadas”, y hace un llamado a un compromiso sostenido para reconstruir la confianza y liberar los corazones del odio.
"El fin de la guerra no marca necesariamente el inicio de la paz, pero sí constituye el primer paso esencial para construirla”, señala, aludiendo al largo camino que queda por recorrer para hacer tangible la esperanza.