Padre Joan Durban: "Cada día más feliz" en el santuario donde Javier Sartorius encontró a Dios
El Santuario de la Virgen de Lord, en Lérida, se convierte en un refugio de paz y silencio para quienes buscan una respuesta al vacío existencial del mundo moderno
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En la comarca de Solsonés, en Lérida, se alza un lugar donde el silencio habla y la paz se respira en cada rincón. Se trata del Santuario de la Virgen de Lord, un enclave histórico cuyos primeros vestigios datan del siglo X y al que solo se puede acceder a pie. En este remanso de espiritualidad vive una comunidad de monjes encargada de su custodia. Al frente de ella se encuentra el padre Joan Durban, quien en el programa 'Ecclesia al Día' de TRECE, presentado por Raquel Caldas, ha desgranado el día a día de un lugar que se ha convertido en un faro para muchos.
El legado de Javier Sartorius
El santuario está indisolublemente ligado a la figura de Javier Sartorius, un joven que lo tenía todo, incluida una prometedora carrera como tenista profesional, pero que sentía un profundo vacío existencial. Su historia, recogida en el documental 'Solo Javier', narra cómo renunció a todo tras encontrar a Dios en los más desfavorecidos. Tal fue el impacto de su testimonio de vida que actualmente se promueve su causa para la beatificación.
El propio Sartorius, antes de su conversión, confesó haber probado todo lo que el mundo ofrece sin encontrar la plenitud. "Del menú de la vida lo probé todo, pero no era feliz", llegó a afirmar. Su búsqueda le llevó a un cambio radical, aunque no exento de dificultades: "Me está costando dejar atrás mi pasado, mis comodidades". Fue en los más necesitados donde su vida cobró un nuevo sentido.
Javier Sartorius en uno de los fotogramas de la película 'Solo Javier' que se estrena el 12 de septiembre
En estos niños pobres he visto el rostro de dios"
Tenista
Esta revelación, "en estos niños pobres he visto el rostro de dios", marcó un antes y un después. De hecho, fue la primera comunidad que se estableció en el santuario, de la que formaba parte Javier Sartorius, la que impulsó la creación de la hospedería actual. Según explica el padre Durban, el objetivo era "poder acoger, delante de un mundo tan ajetreado, un lugar y un espacio de silencio y de paz y de recogimiento con el señor".
Una vida de oración y trabajo
La vida en el Santuario de Nuestra Señora de Lord sigue un ritmo marcado por la vida monástica, una rutina sencilla y ordenada que persigue el equilibrio. "Cada día más feliz. Un día feliz, el otro feliz más 1", resume con una sonrisa el padre Joan. La jornada comienza temprano, a las cinco y media de la mañana, con una hora de oración y el rezo de laudes. Tras el desayuno, el día se reparte entre las tareas y los momentos de recogimiento.
Fotograma de la película 'Solo Javier', sobre la vida del tenista profesional Javier Sartorius
El lema benedictino de 'ora et labora' (reza y trabaja) es el eje vertebrador de la comunidad. "Se va desglosando todo el día en un quehacer en donde el 'ora' y el 'labora' se van compaginando", detalla el responsable de la comunidad. Se trata de una filosofía que busca la armonía entre la acción y la contemplación, donde "el ser y el hacer van mandando en equilibrio, intentando que el ser tenga su espacio, cosa que en el mundo de hoy parece que solo el hacer tiene el espacio relevante".
El silencio es la puerta de entrar en el espíritu para escuchar al señor"
Santuario de Lord
Un refugio cada vez más conocido
El impacto del documental sobre Javier Sartorius ha sido notable. El padre Durban confirma que "los medios de comunicación influyen para que el santuario sea más conocido y, entonces, pues hay más peticiones". La influencia de la película es tan directa que ha provocado conversiones y búsquedas espirituales profundas entre los espectadores que se acercan al santuario.
El padre Joan relata un caso reciente y significativo: "Este fin de semana, una chica que vio la película y que dijo: 'yo quiero eso, yo quiero sentir lo que Javier sintió'. Pidió venir aquí al santuario y se ha sentido, pues, tan tocada por la virgen que está ahora haciendo una reflexión seria para plantearse la vocación religiosa".
Actualmente, la comunidad está formada por seis monjes y cuentan con la ayuda de cuatro trabajadores, además de los huéspedes de la hospedería. Esto convierte el lugar en un espacio de "silencio, pero compartido", como lo describe Durban. Aunque no es lo más habitual, el santuario también acoge a familias, si bien el perfil más común es el de personas que acuden solas en busca de "recogimiento y de adentramiento en uno mismo", ya que "vienen aquí por invitación de la Virgen".
Para el padre Durban, lo que hace único a este lugar es la paz, un elemento indispensable para la vida espiritual. "La paz es lo que hace que en el corazón haya una disposición para escuchar a dios", asegura. En un mundo lleno de ruido, el santuario ofrece el bien más preciado. "El silencio es la puerta de entrar en el espíritu para escuchar al señor", afirma, y es esa paz la que proporciona "una sensibilidad y una percepción mucho más clara de lo que dios está pidiendo en cada momento", pues, concluye, "la voluntad de dios es dinámica, no estática".
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