Los obispos en la Pascua del Enfermo 2022: “Cuando no es posible curar, siempre es posible cuidar”

Los obispos de la Subcomisión Episcopal para la Acción Caritativa y Social han emitido un mensaje con motivo de la Pascua del Enfermo

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El pasado 11 de febrero pasado la Iglesia celebró la trigésima Jornada Mundial del Enfermo, instituida por San Juan Pablo II en 1992 con la finalidad de sensibilizar a la Iglesia y a toda la sociedad de la necesidad de asegurar la mejor asistencia posible a los enfermos y a cuantos los cuidan, así como procurar que cuantos viven y trabajan junto a los que sufren, comprendan mejor la importancia de la asistencia religiosa a los enfermos.

La Jornada Mundial de este año se desarrolla bajo el lema: “Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso” (Lc 6,36). Con esta Jornada, las Iglesias que peregrinan en España iniciaron la Campaña del enfermo que culmina este domingo, 22 de mayo.



Los obispos de la Subcomisión Episcopal para la Acción Caritativa y Social con motivo de la Pascua del Enfermo han emitido un mensaje en el que exponen que “aunque la ciencia médica ha permitido erradicar multitud de enfermedades, la experiencia vivida durante estos dos últimos años con la pandemia de la Covid-19 nos ha mostrado nuestra vulnerabilidad y, sobre todo, nos ha hecho percibir la necesidad de acompañar a los que sufren cualquier tipo de enfermedad, ya sea de las más habituales, ya de otras menos “visualizadas” que provocan un sufrimiento grande como las enfermedades mentales, las neurodegenerativas (ELA, Alzheimer…) o las denominadas “enfermedades raras”, para las que se destinan menos recursos humanos y materiales”.

Los prelados parafrasean al Papa Francisco, indicando queel sufrimiento de nuestros hermanos se convierte en una urgente llamada a ser “testigos de la caridad de Dios que derramen sobre las heridas de los enfermos el aceite de la consolación y el vino de la esperanza, siguiendo el ejemplo de Jesús, misericordia del Padre”. Ciertamente, “cuando una persona experimenta en su propia carne la fragilidad y el sufrimiento a causa de la enfermedad, también su corazón se entristece, el miedo crece, los interrogantes se multiplican”.



“El enfermo es siempre el centro de nuestra caridad pastoral”

No podemos dejar de escuchar al paciente, su historia, sus angustias y sus miedos. Incluso cuando no es posible curar, siempre es posible cuidar, siempre es posible consolar, siempre es posible hacer sentir nuestra cercanía. Lo que el Papa recuerda a los agentes sanitarios cuando explica cómo “sus manos, que tocan la carne sufriente de Cristo, pueden ser signo de las manos misericordiosas del Padre” es válido para todos los que cuidan a los enfermos”.

Los obispos han expuesto que “la falta de esperanza nace con frecuencia en terrenos donde no se ha sembrado la fe. Como nos recuerda el Papa Francisco, “si la peor discriminación que padecen los pobres -y los enfermos son pobres de salud- es la falta de atención espiritual, no podemos dejar de ofrecerles la cercanía de Dios, su bendición, su Palabra, la celebración de los sacramentos y la propuesta de un camino de crecimiento y maduración en la fe” (Evangelii gaudium, 200).

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Reafirmar la importancia de las instituciones sanitarias católicas

Para concluir su mensaje, junto con al Santo Padre, los prelados han querido “reafirmar la importancia de las instituciones sanitarias católicas: son un tesoro precioso que hay que custodiar y sostener; su presencia ha caracterizado la historia de la Iglesia por su cercanía a los enfermos más pobres y a las situaciones más olvidadas… Aún hoy en día, incluso en los países más desarrollados, su presencia es una bendición, porque siempre pueden ofrecer, además del cuidado del cuerpo con toda la pericia necesaria, también aquella caridad gracias a la cual el enfermo y sus familiares ocupan un lugar central. En una época en la que la cultura del descarte está muy difundida y a la vida no siempre se le reconoce la dignidad de ser acogida y vivida, estas estructuras, como casas de la misericordia, pueden ser un ejemplo en la protección y el cuidado de toda existencia, aun de la más frágil, desde su concepción hasta su término natural”.

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