El jesuita que acompañó a Roldán en sus días en la cárcel: "Luis rescató su ser de hombre de bien"

«Allí, abajo la cárcel, la fábrica del llanto, el telar de la lágrima que no ha de ser estéril, el casco de los odios y de las esperanzas, fabrican, tejen, hunden». Con este texto de Miguel Hernández comienza su entrevista el jesuita José María Fernández-Martos, que lleva más de cincuenta años, acompañando a personas encarceladas.

Orihundo de Córdoba, profesor de Psicología del Desarrollo en la Universidad Pontificia Comillas y autor de varios libros fronterizos entre fe y madurez humana, todos los domingos hace lo mismo: Coge su cartera, mete dentro su Biblia y conduce hasta la cárcel de Brieva, en Ávila.

Su "gran amigo" Luis Roldán

Allí pasa horas entre presos, desde asesinos hasta estafadores, donde nunca se terminan las heridas. Su nombre ha salido estos días «a la palestra» porque fue «gran amigo» de Luis Roldán, que falleció el 24 de marzo.

El que fuera director de la Guardia Civil entre 1986 y 1993 y que fue condenado a más de 30 años de prisión por malversación, reconoció en su libro de memorias "que se dejó ayudar" de este jesuita. "Dialogué largo sobre sus desmanes económicos y sus tropelías, pero también le confesé y celebré la Eucaristía múltiples domingos y lo que me agradeció siempre es que le devolví a Dios y a la lectura y meditación de la Biblia", reconoce.

"La presencia de la Iglesia ministerial por el colectivo de sacerdotes de prisiones es una corona de diamantes", expresa el jesuita. "Son aire y respiro, aliento y esperanza, apoyo y ayuda en todas las cárceles de España". Durante la entrevista, Fernández-Martos aseguró que el que va a la cárcel “tiene que creer en la capacidad del ser humano para rehacerse», además de pedir a los partidos políticos “que se atrevan a cambiar las políticas sobre el tratamiento a los presos de los centros penitenciarios de España.