Camino de Pascua: El secreto de los cirios pascuales que se encenderán en la Vigilia

En su propio taller, Débora y Elena, madre e hija, se pasan meses preparando los grandes cirios que las parroquias encenderán en la noche más importante del año, la Vigilia Pascual

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Son artistas iconógrafas y una de sus especialidades son los cirios pascuales. El pasado domingo cambiaron sus pinceles y pinturas por el plató de Ecclesia para convertirlo en un pequeño estudio de arte sacro.

Pero, ¿cuáles son los secretos de este elemento clave de la liturgia en la Pascua? “El cirio pascual es signo de Cristo Resucitado. Se va consumiendo en la Vigilia pascual, en las celebraciones de este tiempo y durante los bautizos o exequias”, explicó Débora.

Cada una de estas velas, auténticas obras de arte, se convierten en el centro de atención en la noche del Sábado Santo. Antes de empezar la ceremonia, que incluye la bendición del cirio, se encienden con el fuego de las palmas del año anterior. Con ellos, el sacerdote proclamará hasta tres veces la Resurrección, cuando únicamente las velas de todos los fieles iluminan los templos, y dan paso al pregón pascual.

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“Cristo se consume para dar luz, y así es igual el cirio pascual”. “El cirio es un elemento que se va a utilizar en la liturgia. No sólo debe ser bonito. Es una catequesis para los ojos, pero también tiene que cumplir su función”. Unas velas de tamaño considerable que deben ser aptas para procesionar, para la bendición del agua y que resistan el uso intensivo de todo el tiempo pascual. Las medidas de cada cirio dependerán al final de las necesidades de cada parroquia y las celebraciones que tendrán, por lo que estas artistas adaptan y cuidan todos estos detalles.

Pero, ¿qué normas deben cumplir? Según la Congregación para el Culto Divino, para que sean signo de Cristo deben ser de cera, grandes, únicos, nuevos cada año y nunca deben tener dibujos ficticios. También requieren de una serie de elementos indispensables como la cruz, el año en curso y la presencia de los signos del alfa y la omega.

Tanto Débora como Elena comienzan a recibir encargos meses antes de la Cuaresma, incluso desde octubre o noviembre del año anterior, pero es durante el tiempo de preparación para la Semana Santa cuando concentran la mayor carga de trabajo. Este año, por sus manos han pasado el diseño y la preparación de 80 cirios, que han tenido que elaborar de forma artesanal entre madre e hija. “Solo somos dos, y no hemos podido atender más encargos”, ha explicado Débora en el programa.

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Después, son enviados cuidadosamente a ciudades de toda España, y parte del extranjero. Una distribución que no es nada fácil, teniendo en cuenta la fragilidad del producto, y que entre los destinos se encuentran parroquias de Nueva York, Illinois o Alaska, en Estados Unidos. Y es que, en esta profesión, no se para. “Desde el año anterior ya estamos pensando y preparando los diseños del año siguiente, aprovechando la inspiración”. Una inspiración que antes plasman en sus bocetos, que nacen de su admiración por la iconografía bizantina, y su pasión por los beatos e imágenes románicas.

Sus diseños beben directamente de las Sagradas Escrituras y de la tradición de la Iglesia. Además, su trabajo lo realizan rezando. Escribir los cirios e iconos requiere un clima de oración y silencio, en el que es habitual que los acompañen meditaciones y testimonios. Una profesión discreta, artística y bella, sin la que no sería posible, al menos como la conocemos, la celebración de los misterios de la Semana Santa.

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