El arzobispo de Toledo, Francisco Cerro: “No puede haber una misión si no es con corazón”

El prelado ha realizado la ponencia inaugural de la tercera edición del congreso 'La educación del corazón, organizado por la Universidad Francisco de Vitoria

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La Universidad Francisco de Vitoria (UFV), a través del Instituto Desarrollo y Persona, realiza del 22 de septiembre al 2 de octubre la III edición del congreso 'La educación del corazón'. Con el lema La ternura: el antídoto, este encuentro dirigido a educadores católicos -profesores, padres y formadores- se está desarrollando en modalidad virtual. La ponencia inaugural ha corrido a cargo del arzobispo de Toledo, Francisco Cerro.



El prelado ha indicado que en su primera homilía como arzobispo de Toledo explicó algo que le parecía que era fundamental en su vida. “Era una Iglesia con corazón, una pastoral con corazón. En definitiva, un obispo con corazón y una Iglesia que quiere acercarse a la gente. No puede haber una misión si no es con corazón”.

Tres claves

Cerro se ha referido a tres claves basándose en el Evangelio. La primera de ellas es “Venid a mi. Lo más efectivo es lo más afectivo. Tenemos que ir al Evangelio, encontrarnos con la persona de Jesús que es una persona con corazón. Lo mejor que se puede decir de alguien es que forma, educa, vive y transmite con corazón y con afecto”. La segunda de las claves que ha tratado es “aprended de mí”, dejando claro que los educadores son el espejo de sus alumnos. Por último ha indicado como una de las claves “confiad en mí” teniendo en cuenta la importancia de la confianza en el trabajo.

Ha explicado que “tenemos una misión todos: padres, educadores, profesores, animadores, todas las personas que trabajan en la educación y la formación. Necesitamos plasmar todo con con esta vivencia desde el amor, el afecto de la ternura y el corazón”.

Educar activamente en el amor

“Tenemos que ayudar a vivir educando activamente en el amor, en el corazón de Cristo, en el respeto sagrado a cada persona, pero por otra parte en el deseo inmenso de educar y formar con los sentimientos de corazón de Jesús y tenemos ese modelo y ese aprender, que es su corazón que es la vivencia que tiene Jesús. A Él se le ve que es una persona y que se acerca a cada ser humano, respetándolo, escuchándolo, acogiéndolo desde su propia realidad tratando de educarlos, formarlos, y sobre todo, tratando siempre de que la persona viva con aquellos que aquella realidad en su formación que nunca jamás podrá ser superado”.

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