Recibe los regalos de la Primera Comunión y la reacción de la niña dejó a todos en shock

La Primera Comunión es uno de los acontecimientos más importantes para los niños. Lo sucedido en aquella celebración dejó a todos sin palabras

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Sara guarda un grato recuerdo del domingo del 19 de mayo de 2002, día en el que recibió la Primera Comunión. Una jornada soleada en la toledana parroquia de Santa Bárbara (Toledo). Don Mateo (ya fallecido) fue quien le administró el sacramento de la Eucaristía. Al ser hija única, sus padres hicieron un importante esfuerzo económico por celebrar por todo lo alto este importante paso que daba Sara en su fe.

Pese a que no es lo más importante de hacer Comunión, los regalos son generalmente una de las motivaciones de los niños en este día tan especial, máxime en una sociedad cada vez más consumista. Sara en cambio era distinta, ya que fue una chica que, desde su infancia y también en la actualidad, le parecía más atractivo cualquier plan que tuviese lugar en las calles de su barrio que permanecer en casa consumiendo videojuegos o programas de televisión.

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De hecho, la catequista de Sara, Doña Marisa, siempre la ponía de ejemplo como niña que entendía el valor real de recibir la Comunión. Y es que sus padres, Eugenio y Cristina, siempre le han inculcado valores como la solidaridad, dar al que menos tiene y compartir con los demás. Desde edad temprana, Sara acudía a la iglesia de Santa Bárbara con la familia no solo a la misa, sino a las actividades que organizaba la parroquia.

La charla que impactó a Sara

Unas semanas antes de que se celebrara la comunión, asistió junto a sus padres a una charla que impartía un grupo de misioneros en diferentes puntos de África, donde relataban la situación que vivían aquellos países, donde la desnutrición infantil, las enfermedades y la miseria están a la orden del día. Las fotografías que proyectaban los misioneros horrorizaron a todos los asistentes como no podia ser de otra manera. Sara no era indiferente a aquello. Años más tarde, nos confiesa que le impactó y salió de aquella habitación con lágrima en los ojos.

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Nadie podia imaginar en aquel momento que el estado de shock por aquellas imágenes se fueran a prolongar durante semanas, hasta la llegada de la Primera Comunión, aquel 19 de mayo de 2002. Una vez llegó el momento del convite, comenzó a recibir regalos de todo tipo (muñecas, dinero juegos de mesa...). Amasó una considerable cantidad de dinero para ser una chica de apenas nueve años, ya que por parte de madre tiene muchos tíos y primos.

La decisión de Sara: donar el dinero recaudado

Como es habitual en estos casos, los padres custodiaron esa cantidad económica. Al día siguiente, Sara pidió a sus padres que ese dinero fuese destinado para ayudar a los niños del Tercer Mundo. Un gesto solidario impropio de una chica de esta edad, aún poco consciente de las injusticias del planeta.

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Eugenio y Cristina se mosraron sorprendidos pero emocionados y orgullosos por la decisión tomada por su hija. Sin embargo la instaron a pensárselo mejor, por si se arrepentía. Unos días más tarde, los padres volvieron a preguntar a su retoña si se mantenía firme en su decisión. Sara no dudó ni un instante, y finalmente ese dinero "recaudado" por su Primera Comunión fue donado a quienes más lo necesitaban. Un gesto que, por cierto, la familia nunca comentó a los invitados. Y es que el altruismo, cuanto más discreto, mejor.

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