La Cátedra Episcopal, signo de la sucesión apostólica

Agencia SIC

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Mons. Francisco Conesa Queridos diocesanos:

n el interior de una Catedral siempre existe un elemento que la cualifica: es la cátedra o Sede del obispo. De hecho la palabra "Catedral" tiene su origen precisamente en esta "cátedra" que ocupa exclusivamente el obispo. La singularidad de la iglesia Catedral reside en que ella es la sede del obispo, donde se encuentra su "cátedra". Por ello un obispo inicia su ministerio precisamente en el momento en que ocupa la "cátedra" y se sienta en ella. Y por eso también, cuando no hay obispo en una diócesis se dice que la "sede" está vacante: esperamos otra persona que ocupe la cátedra y ejerza su misión como obispo.

n nuestra Catedral la cátedra ocupa un lugar bien visible, en el centro del presbiterio, sobre una escalinata. La elevación en que se encuentra la cátedra tiene su explicación en la función del obispo, que tiene la misión de custodiar toda la grey. Así lo explica San Agustín: "Los obispos están colocados en lugar más alto para que puedan ver por encima y guardar al pueblo, puesto que lo que se dice en griego

, obispo, se traduce al latín por

, inspector o superintendente, porque inspecciona, porque contempla desde arriba" (

, 126, 3). Esto no sitúa al obispo por encima del pueblo de Dios. Su ministerio no tiene sentido sino como servicio a ese pueblo. Aunque físicamente ocupe un lugar en lo alto, debe saber que debe estar bien pegado a la tierra y a su gente haciendo perceptible a todos la presencia de Cristo que está entre los suyos "como el que sirve" (Lc 22, 37).

La sede que podemos ver en nuestra Catedral fue realizada por el primer obispo de la diócesis, Antoni Vila. En la misma se pueden ver sus iniciales grabadas y el año de realización: 1798. Si os fijáis bien, veréis que a los dos lados de la cátedra hay dos símbolos: el báculo y el evangelio. Indican el ministerio pastoral del obispo y su misión de anunciar el Evangelio. Para mostrar la antigüedad de la sede menorquina se puso la siguiente inscripción: "Severus episcopus s. V Jamonae sedebat", indicando que en esta sede de Ciudadela se sentaba en el siglo V el obispo Severo. La sede que ocupa el obispo actual es la "cátedra de Severo", la sede de la iglesia de Menorca.

La cátedra es signo de la sucesión apostólica porque desde ella el obispo anuncia el misterio de Jesucristo y enseña la verdad del Evangelio como "intérprete auténtico de la Palabra de Dios" (LG 25), en continuidad con los apóstoles. La persona del obispo garantiza que nuestra iglesia está en continuidad con la iglesia apostólica y en comunión con toda la iglesia universal. Puede ser que no nos guste el obispo que tenemos o que tenga pocas cualidades humanas o le falte empuje pastoral, pero sólo él garantiza la sucesión apostólica, sin la cual la Iglesia católica no sería más que una organización humana, muy grande y muy antigua, pero humana.

La cátedra significa, pues, que el Evangelio que predicamos y creemos no ha sido inventado por nosotros; que lo hemos recibido a través del ministerio de los obispos que unen a nuestra iglesia con el testimonio de los apóstoles. Simboliza, también, la inserción de nuestra iglesia en la comunión de las iglesias, la vinculación de la comunidad diocesana con las demás iglesias del mundo y, en particular, con la iglesia de Roma, sede del sucesor de Pedro. Esto último se expresa en nuestra Catedral con otro signo: a los pies de la sede hay una piedra con la inscripción "lapis romanus", "piedra de Roma". Esta piedra fue bendecida por el Papa Pío XII en 1942 a petición del obispo de Menorca y viene a expresar la unión de la sede menorquina con la Iglesia de Roma.

+ Francesc, bisbe de Menorca

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