Patricia Pozo-Rosich, neuróloga: "Un ataque de migrañas puede durar hasta siete días a estas personas"

La doctora aclara que "una persona, si nunca ha tenido un ataque, no sabe si es migrañosa o no, pero la predisposición uno la lleva dentro, de manera genética"

José Manuel Nieto

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La migraña no es solo "un dolor de cabeza". Lo recuerda con claridad la doctora Patricia Pozo-Rosich, neuróloga del Hospital Universitario Vall d’Hebron y una de las mayores expertas de España en cefaleas. En una conversación con Carlos Moreno ‘El Pulpo’ en el programa Poniendo las calles de la Cadena COPE, desvela que esta enfermedad neurológica puede extenderse durante una semana completa, desde los síntomas iniciales hasta la recuperación total.

Un ataque de migraña puede durar hasta siete días, porque empieza mucho antes del dolor y no termina cuando este desaparece”, explicó Pozo-Rosich. Esta afirmación desmonta el mito de que el malestar se limita a unas pocas horas de cefalea intensa. Según la especialista, el episodio comienza con una fase prodrómica que puede anticipar el dolor hasta 48 horas antes, se prolonga con el episodio de cefalea (de entre uno y tres días) y finaliza con lo que muchos pacientes describen como una “resaca” posterior, que puede durar un día más.

La migraña es genética

Una de las claves que más llama la atención es que no siempre se sabe si uno es propenso a sufrir migrañas. "Una persona, si nunca ha tenido un ataque, no sabe si es migrañosa o no, pero la predisposición uno la lleva dentro, de manera genética", señaló Pozo-Rosich. Esto significa que la enfermedad puede aparecer de forma inesperada en cualquier momento de la vida, activada por factores personales, hormonales, psicológicos o medioambientales.

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En muchos casos, los pacientes aseguran poder predecir sus ataques. Sin embargo, la doctora aclara que solo un pequeño porcentaje tiene esa capacidad real. “Muchas personas creen que pueden predecir un ataque, pero solo un 15-20 % realmente lo consigue de manera fiable”, señaló, respaldándose en estudios clínicos y de neuroimagen funcional.

Estos estudios demuestran que incluso antes del dolor, el cerebro muestra alteraciones detectables por resonancia magnética o electroencefalografía. Estos cambios están detrás de síntomas como bostezos, hambre o cansancio, que algunos confunden con desencadenantes, cuando en realidad son ya parte del inicio del ataque.

Menos analgésicos y tratamientos preventivos

El abuso de analgésicos es uno de los grandes retos en el tratamiento de las migrañas. La doctora Pozo-Rosich hace hincapié en que es necesario reducir la medicación sintomática y apostar por la prevención. “Lo mejor es hacer un tratamiento preventivo. Si funciona, evitas el uso repetido de analgésicos”, recalcó.

En este sentido, la aparición de los nuevos tratamientos que bloquean la proteína CGRP ha supuesto una revolución. Se trata de una clase de fármacos aprobados en España para la prevención de ataques de migraña, que ya se utilizan desde hace cinco años con buenos resultados. Aunque su coste es más elevado que otros tratamientos tradicionales, estudios de coste-beneficio han demostrado que “es rentable a medio plazo”, sobre todo por el ahorro en visitas médicas, pérdida de productividad y calidad de vida.

El abordaje personalizado, según la especialista, es fundamental. “Hay una gran variabilidad entre pacientes. Una persona puede tener unos síntomas un día y otros diferentes en otro ataque. Por eso no siempre es útil obsesionarse con los avisos”, advierte.