Lo que empezó con un brote aislado de COVID asociado a varios viajes de estudiantes a Mallorca ha desencadenado según han ido pasando los días a un millar de positivos repartidos por toda nuestra geografía, a más de 5.000 contactos en cuarentena y a que vayamos conociendo más focos asociados también a otros viajes de fin de curso, de graduación o a simplemente botellones. No se puede criminalizar a nadie, pero lo cierto es que quienes hoy aún no están vacunados, los menores de 30 años, son los que han prendido la mecha de esos focos que ya alcanzan a todas pues a todas las Comunidades Autónomas. Aquí se juntan varios aspectos polémicos: por ejemplo, si el gobierno balear puede mantener confinados a 300 chavales en un hotel, que muchos son menores, que por qué los padres permitieron esos viajes o por qué hay adultos que se están lucrando con fiestas, con conciertos...

A las puertas del segundo verano en el que viviremos en pandemia, el del año, no sé si recuerdas, pasado los brotes arrancaron con los temporeros de fruta en Aragón o Lérida. Este parece que va marcado por nuestra responsabilidad individual.

Y ahí está la promesa. Ni 24 horas ha pasado de esa reunión en Moncloa entre Pedro Sánchez y Pere Aragonés, cuando el presidente del Gobierno ha anunciado en el Congreso que no habrá referéndum de independencia si no lo pide una amplia mayoría de la cámara: “No habrá referéndum de autodeterminación salvo que, quienes lo defienden, consigan convencer a las tres quintas partes de esta cámara para que se modifique el artículo dos de la Constitución Española. Ya les digo que el Partido Socialista Obrero Español nunca aceptará”.

Claro que a renglón seguido hay que darle la razón al líder de ERC, a Gabriel Rufián, que le ha espetado eso de 'también dijo que no habría indultos a los líderes del procès y aquí estamos.