Una ausencia y una Presencia
Escucha la Firma de José Luis Restán del jueves 1 de mayo

Escucha la Firma de José Luis Restán del jueves 1 de mayo
Publicado el
2 min lectura
Esa especie de sombrilla entreabierta con franjas rojas y doradas que es el emblema del periodo de Sede Vacante, lo mismo que una plaza de San Pedro ahora tan vacía en comparación con lo que sucedía apenas hace una semana, parecen hablarnos de una ausencia. El cuerpo de Francisco reposa ya en Santa María la Mayor, y podemos echar en falta su palabra apasionada y sus gestos elocuentes y rompedores. Nadie se sienta aún en la silla de Pedro y los cardenales se escuchan y miran en sucesivas reuniones. Parecería que “ausencia” es la palabra que define este momento… y, sin embargo, no. La palabra determinante en la vida de la Iglesia, siempre, es “presencia”. Solo Cristo presente, que no deja de enviarnos el Espíritu Santo, permite a la Iglesia seguir viva, seguir en pie y afrontar cualquier ausencia. Solo la presencia del Resucitado permite que nuestra expectativa no se convierta en mera curiosidad morbosa, que las discusiones de los cardenales no se conviertan en cálculo, que la Iglesia no se reduzca a una mera institución.
“Que no se imponga lo que nosotros decimos, sino lo que el Espíritu Santo quiere”, dice hoy el cardenal José Cobo en una entrevista al diario ABC. Porque sin el Espíritu Santo la Iglesia se convierte en carne muerta, pero con Él todos los miembros se vivifican, cualquier crisis puede ser superada, cualquier invierno se torna primavera. Y si alguien piensa que esto solo son palabras bonitas, que mire esta historia de más de dos mil años, a ver si encuentra otra explicación.
Sí, en cada momento hay ausencias, ahora mismo nos ocupa la del Sucesor de Pedro, que no es peccata minuta. Pero lo que nos permite vivir es Su presencia: “Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. Y como se dice popularmente, eso se ve y se siente…