Este 14 de marzo se cumplen 4 años de la proclamación del estado de alarma que encerró a toda la población española en sus casas. Al principio iban a ser 15 días, pero acabaron siendo 58 días de confinamiento por culpa del COVID-19.

Además de los fallecidos, son muchas las personas que arrastran problemas de salud mental derivado de este encierro. Y para muchos otros, parece que esa situación se dio hace muchos años.

Por ello, este jueves en 'La Tarde', la codirectora Pilar Cisneros analiza cómo ha actuado el cerebro para olvidar el confinamiento junto al divulgador científico Jorge Alcalde y el neuropsicólogo y profesor titular de Motivación y Emoción de la Universidad de Cádiz, José Miguel Mestre.

“Prepararse para la situación y pasar página”

Alcalde asegura que hay un “fenómeno neurológico evidente” porque “la emoción y la memoria van unidas”. Sin embargo, aclara que como la emoción del confinamiento es negativa “no ha impregnado nuestra memoria igual”.

Por otro lado, el neuropsicólogo explica que la tendencia en el cerebro es acercar “aquello que nos agrada” y evitar lo que “desagrada”.

Básicamente, pone el ejemplo de que todo el mundo recuerda lo que estaba haciendo cuando España ganó el Mundial de Fútbol, pero en casos de recuerdos duros el cerebro lo que hace es “prepararse para la situación y pasar página”.

En el caso de las personas adultas, si se tiene una “emoción intensa” esta no se almacena en “el hipocampo, sino en la amígdala”. No obstante, aclara que depende “de lo traumático que fuera para cada persona”.

Por lo tanto, sugiere que “aquello que no fue especialmente traumático tiene una mejor capacidad para olvidarlo” y, en cambio, si la experiencia del confinamiento supuso un trauma “todavía puede derivar problemas o recuerdos asociados a aquella situación”.

José Miguel sostiene que si sucede algo que es “desagradable para mí, lo que intento es esconderlo en una parte de mi cerebro para poder centrarlo en mi presente”.