José María Camarero, experto económico, sobre el impuesto que nadie espera tras un fallecimiento: "Le corresponde a los herederos"
Camarero ha analizado en La Tarde de COPE los posibles seguros de deceso que existen en España
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Nadie quiere hablar de ello, pero es algo inevitable. Morir en España no solo implica un proceso emocional y familiar, sino también una factura económica importante. Un funeral completo cuesta de media unos 3.700 euros, aunque la cifra puede doblarse dependiendo de la ciudad y los servicios contratados: "Entre el féretro, el alquiler del tanatorio y el entierro en sí se dispara bastante la factura y es un gasto que en el que no se suele pensar", explica José María Camarero en La Tarde.
Las diferencias de precio, señala el experto económico, tienen que ver con "el tipo de ciudad, si es un pueblo o una gran capital, si se opta por el entierro clásico o por la incineración, la duración del velatorio, los traslados y, por supuesto, las tasas municipales, que también son muy diferentes".
Primer plano de una mano sobre un ataúd blanco con flores
¿Entierro o incineración?: la tendencia está cambiando
El tipo de despedida también influye: "El entierro suele ser más caro, mientras que la incineración es más barata", apunta Camarero. Una diferencia que explica el cambio de tendencia: "Ahora mismo la proporción está en un 55% de entierros, 45% de incineraciones. Es decir, casi la mitad de las personas ya optan por lo que no era lo tradicional".
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Pero el elevado coste no se debe solo a la elección personal. Detrás hay un factor estructural: "Esto tiene que ver con la oferta y la demanda. Es un sector muy concentrado, en pocas manos. Y lo que ocurre cuando hay muy pocas manos es que los precios tienden a mantenerse o a subir"
El periodista también recordó que España sigue siendo uno de los países europeos donde más peso tienen las funerarias privadas y donde menos competencia existe a nivel local: "Básicamente esa es la explicación de por qué los precios son bastante caros en España".
El seguro de decesos: ¿tranquilidad o gasto innecesario?
Durante años, tener un seguro de decesos era una costumbre entre los adultos. Hoy, sin embargo, esa tradición se ha reducido: "Cuando hablamos de contratar un seguro para el fallecimiento, la mayoría de la gente dice que no quiere pensar en eso ahora", admitía Camarero.
Aun así, el experto económico de La Tarde de COPE reconoce que sigue habiendo zonas de España donde es muy habitual y donde las familias lo transmiten de generación en generación, como es su caso: "Yo tengo seguro de decesos porque me instalaron mi madre y mi suegra".
Camarero explica que existen tres tipos principales de seguros: "El natural, en el que pagas menos prima cuando eres joven y más cuando cumples años; el nivelado, que tiene una cuota fija para toda la vida; y el de pago único, en el que se paga todo al principio. Este último es el menos habitual".
Las coberturas más comunes incluyen el tanatorio, el ataúd, el entierro o la incineración, las flores y la gestión de trámites, pero hay dos elementos que marcan la diferencia: "La asistencia jurídica y los traslados nacionales o internacionales. Esto es lo que determina en muchos casos el seguro".
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¿Compensa tenerlo? Camarero lo deja claro: "Compensa a pagar por tener más tranquilidad. Si no tienes capacidad de ahorro, sí merece la pena; si la tienes y puedes dejar preparado ese dinero, no es imprescindible".
Eso sí, advierte de que "si una persona tiene más de 70 años y tenía un seguro contratado, hay que mantenerlo, porque si no, la prima se dispara contratándolo de nuevas". Y recomienda que, "a partir de los 40 o 45 años, se vayan viendo y comparando qué tipos seguros hay".
El impuesto que nadie espera y la última red de seguridad
Uno de los aspectos menos conocidos es el llamado capital sobrante del seguro, que puede generar obligación fiscal: "Puede pasar que el entierro cueste menos de lo que tú has pagado por ese seguro. Ese dinero sobrante se tiene que devolver a los herederos y, como forma parte de la herencia, va al impuesto de sucesiones y donaciones, igual que lo hacen una vivienda o un fondo de inversión".
Puede darse también la circunstancia de que una familia no tenga dinero para pagar un entierro, un caso cuyo procedimiento está claro: "Los herederos tienen que declarar su insolvencia. Si lo justifican, entonces el Ayuntamiento o los servicios sociales se hacen cargo del sepelio".
