Consuelo Soto, matrona, sobre el declive en los nacimientos: "Ahora mismo hay unos 13 partos, antes se atendían hasta 30"

La precariedad económica y los cambios sociales hunden los nacimientos a cifras nunca vistas mientras la esperanza de vida alcanza un nuevo récord

Álvaro Criado

Madrid - Publicado el

4 min lectura

España se enfrenta a una crisis demográfica sin precedentes. En 2024 nacieron 318.000 niños, la cifra más baja desde que existen registros, un dato que confirma una tendencia alarmante y que plantea serias dudas sobre el futuro del país. Esta realidad convive con una paradoja: nunca hemos vivido tanto, con una esperanza de vida que ha marcado un récord de 84 años de media. Nuestra pirámide poblacional ya no es una pirámide, sino una seta, ancha por arriba y muy estrecha por abajo, un escenario que los expertos analizan para responder a una pregunta clave: ¿por qué en España nacen tan pocos niños?

El retrato de una generación

La respuesta no es sencilla y se apoya en el testimonio de miles de jóvenes como Marcos, con treinta y pocos años, pareja estable y trabajo, para quien la idea de tener un hijo es un horizonte lejano. "Mi pareja y yo ya tenemos bastante claro que queremos casarnos y formar una familia, pero el problema es la situación económica, claro. Con nuestro sueldo, no nos da", lamenta. Su caso no es una excepción, sino el reflejo de toda una generación. Los datos son una bofetada de realidad: solo entre el 14% y el 16% de los jóvenes se ha emancipado en España.

Con nuestro sueldo, no nos da"

Marcos

Afectado

El resto sigue viviendo en casa de sus padres, con una edad media para marcharse de casa que se ha retrasado hasta los 30,3 años. Quienes logran independizarse se enfrentan a un mercado de la vivienda asfixiante, llegando a destinar casi el 94% de su sueldo al alquiler o la hipoteca. Con este panorama, es comprensible que 7 de cada 10 jóvenes no piense en tener hijos, sino en cómo llegar a fin de mes.

Una tormenta perfecta de factores

Los analistas Lorenzo Silva y Fernando Bonete coinciden en que la baja natalidad es el resultado de una "tormenta perfecta". Bonete señala que, si bien la situación económica es "insostenible", también impera "una manera muy individualista, muy hedonista, de vivir la vida". 

Según él, el compromiso y el sacrificio por los demás han perdido peso en la sociedad actual, pero recuerda que "tener niños no es algo barato, y que supone un esfuerzo y un costo económico grandísimo". A esto se suma la dificultad para acceder a un hogar digno, un plan de vivienda "totalmente abandonado" y la ausencia de incentivos a la natalidad, mientras el debate público se centra en otros asuntos. "No hay proyecto de país, porque no estamos en las cosas importantes", concluye Bonete.

Vivimos en una sociedad que ese peaje lo considera prácticamente el paradigma de lo indeseable"

Lorenzo Silva 

Colaborador de COPE

Lorenzo Silva comparte este análisis y añade un factor cultural clave. Considera que muchas personas han sido "troqueladas con una serie de objetivos en la vida que pueden hacerles indeseable la paternidad". La maternidad o paternidad, explica, es una responsabilidad que "no cesa nunca" y que garantiza "insabores y frustraciones". "Vivimos en una sociedad que ese peaje lo considera prácticamente el paradigma de lo indeseable", afirma Silva, aludiendo a la aversión cultural al sufrimiento o a la reducción del confort personal. Este factor, sumado a las dificultades económicas de las nuevas generaciones, crea el cóctel perfecto para la actual crisis.

Los datos del abismo demográfico

Aunque el bolsillo pesa, no es el único factor determinante. El demógrafo Alejandro Macarrón, coordinador del Observatorio Demográfico del CEU, asegura que "no hay correlación entre la natalidad y la renta". De hecho, las veinte ciudades con más renta per cápita de España tienen una tasa de fecundidad similar o incluso inferior a las veinte con más paro. El problema de fondo es más complejo y se relaciona con lo que él denomina "factores indirectos": el retraso en la edad de emancipación, la disminución de los matrimonios y la facilidad del divorcio.

El coste de la crianza es otro de los grandes frenos. Según Save the Children, criar a un hijo en España supone un desembolso de entre 700 y 750 euros al mes, una cifra que para muchas parejas jóvenes equivale a un segundo alquiler. A esto se añade que España juega con desventaja en el contexto europeo, destinando apenas el 1,5% del PIB a ayudas a la familia e infancia, muy por debajo del 2,4% de la media de la Unión Europea.

Este escenario ha provocado que la edad media para ser madre se retrase hasta los 32 años y medio, y que uno de cada diez bebés nazca de madres con más de 40 años. Al mismo tiempo, el papel de la inmigración se ha vuelto fundamental para sostener, mínimamente, las cifras. Actualmente, un tercio de los bebés que nacen en España son de madre de origen extranjero; sin esta aportación, los datos serían aún peores.

Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.