La foto: "La mujer joven, jovencísima, se ha sentado en el suelo"
Escucha la foto del día de Fernando de Haro

Madrid - Publicado el - Actualizado
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La foto que me ha llamado la atención es una foto que conozco desde hace tiempo. Muchas veces la novedad está en volver a mirar lo que ya creemos haber visto. Es una foto de los años 50, en blanco y negro, con un bellísimo juego de claroscuros. Una escena doméstica en un cuarto pobre al que le hace falta una mano de pintura. Sobre un cama o un sofá grande que no se sabe bien lo que es, un niño, un bebe ya algo crecido, desnudo y tumbado boca abajo. Seguramente recién bañado. La luz ilumina la espalda y las piernas y deja el resto del cuerpo entre sombras. Al niño no se le ve la cara, pero sabemos que está mirando los ojos de una mujer joven, Jovenciísima, su madre. La mujer joven, jovencísima, se ha sentado en el suelo, apoya la cabeza en el sofá y mira la cara de su hijo. Más que mirarlo, bebe sus ojos. Y la madre bebiendo de los ojos del niño tiene el rostro iluminidado, radiante, refulgente. El resto de su cuerpo está entre sombras, como si quisiera guardar silencio para beber mejor. Esa, exactamente esa es la escena que encontraron los magos después de su largo viaje. Fue un viaje duro, en lo más crudo del invierno. Los camelleros eran gente ruda y se emborrachaban y no hacían caso. Y todos lo posaderos querían hacerse ricos a su costa. Y al final decidieron viajar de noche y dormir a ratos. Todo el mundo les decía que era una locura. Hasta que llegaron a su destino, y encontraron una madre, una madre jovencísima, bebiendo de los ojos de un niño que acaba de bañarse, que iba a bañar el mundo entero.