Pepa, vendedora: "Atendimos a unos clientes donde la madre no quería que la niña tuviera una muñeca, pero la abuela decidió comprarla porque sabía que era la ilusión de su nieta"

Abuelas y jugueteros se alían para rescatar el juego tradicional frente al avance imparable de las pantallas en la infancia, una adicción que ya afecta a bebés

Ignacio Juanilla Bernardo

Madrid - Publicado el

4 min lectura

En el centro de Madrid, un escaparate iluminado y lleno de muñecas y peluches resiste como un clásico atemporal. Es una imagen cada vez más inusual. La venta de muñecas cae un 10% cada año y las tiendas especializadas desaparecen progresivamente. Sin embargo, algunos negocios familiares, como una emblemática juguetería con 83 años de historia, se niegan a rendirse y defienden el valor del juego tradicional frente a los hábitos de consumo modernos.

Una crisis con culpables claros

Pepa, el alma de esta tienda madrileña, tiene claro el diagnóstico. "Sí, nos está afectando por varios factores", reconoce. El primero, señala, es la competencia de las nuevas tecnologías, a las que los niños "están muy adictivos". El segundo, y más importante para ella, es una tendencia social: "Queremos hacer mayores muy pronto a los niños".

Este cambio de mentalidad ha provocado que los padres tomen el control de las decisiones de juego, a menudo en detrimento de los deseos de sus hijos. No son los niños los que eligen los productos, son los padres", lamenta Pepa. Esta situación genera una desconexión entre el juguete y el niño, que pierde la oportunidad de desarrollar un vínculo emocional con él.

No son los niños los que eligen los productos, son los padres"

Pepa

Vendedora

En esta encrucijada, han surgido unas aliadas incondicionales de la muñeca: las abuelas. Son ellas quienes, con frecuencia, entran en la tienda para comprar la muñeca que su nieta desea, a veces incluso en contra de la opinión de los propios padres. "La abuela ha dicho: ‘Yo quiero que tenga una muñeca, porque es la ilusión que le hace a mi nieta’, y se la ha llevado", cuenta Pepa sobre una escena reciente.

El valor insustituible del juego simbólico

Regalar una muñeca es mucho más que entregar un objeto. Es abrir la puerta al juego simbólico, una actividad crucial para el desarrollo infantil. "Es decir, que la niña o el niño invente su propia historia con el bebé", explica Pepa. A través de este juego, los pequeños pueden representar roles, como ser profesor o mamá, o procesar situaciones de su vida, como la llegada de un hermano.

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2XFWXWA Nancy dolls.

Almudena, educadora en la guardería Genios, coincide plenamente. En su centro, fomentan activamente el juego con muñecos para que los niños "aprendan a cuidar de los bebés", una habilidad que les enseña a repetir conductas de cuidado y empatía. "Necesitamos que aprendan a darles de comer, a cambiarles el pañal, a quitarles y ponerles la ropita", detalla la experta.

La alternativa a este juego creativo es, en muchos casos, el consumo pasivo de contenidos digitales. Almudena lanza una seria advertencia sobre una realidad que constata a diario: niños de uno, dos y tres años "adictos a las pantallas". Los padres, a menudo por necesidad, recurren al móvil para entretenerlos. El problema, explica, es que el uso de pantallas a edades tan tempranas tiene graves consecuencias.

Afectan al cerebro a nivel cognitivo y a nivel emocional"

Almudena

Educadora en la guardería Genios

Estas herramientas "afectan al cerebro a nivel cognitivo y a nivel emocional, afectan incluso a la materia gris del cerebro, con lo cual afecta también a que sean niños con más ansiedad y más agresivos", subraya Almudena. Por ello, en su escuela trabajan para volver a los juguetes tradicionales, sin luces ni sonidos, que favorecen conexiones cerebrales más naturales.

La competencia desleal que llega de fuera

Además de la batalla cultural, los fabricantes españoles libran una económica. La familia de Pepa, que tiene su propia fábrica en Onil (Alicante), el conocido como "Valle de las Muñecas", se enfrenta a una competencia desigual. "Las restricciones que tenemos de Europa no lo cumplen los otros juguetes que entran", denuncia, refiriéndose a las importaciones de bajo coste.

La diferencia es abismal. Mientras los productores locales deben cumplir una estricta normativa de seguridad, los productos importados, principalmente de China, escapan a menudo de estos controles. "Si jugamos todos, que juguemos todos con las mismas cartas", reclama Pepa. Esta disparidad se traduce en una enorme brecha de precios: producir una muñeca en España es un 35% más caro que traerla de China, donde un producto similar puede llegar a costar solo seis o siete euros.

Jugueteria

Al final, la defensa de la muñeca va más allá de la nostalgia o el comercio. Se trata de proteger el desarrollo saludable de los niños. Es una lucha para que aprendan a ser protagonistas de su propio juego y no meros espectadores. Como advierte Almudena, un bebé que es capaz de gatear por toda la habitación para coger un móvil mientras ignora un muñeco es una "aberración total" que refleja la urgencia de revalorizar el poder de un juguete que enseña a cuidar, a imaginar y, en definitiva, a ser humano.

Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.