Josep Escandell, presidente de la Federación Nacional de Caza :"La caza genera 10.200 millones de euros de PIB y 200.000 empleos, es comparable al sector textil nacional"
Con dos millones de ejemplares y la peste porcina como amenaza, los cazadores piden paso para controlar una superpoblación que desborda el campo y llega a las ciudades
Madrid - Publicado el
3 min lectura
La confirmación de seis casos de peste porcina por parte del Ministerio de Agricultura ha activado las alarmas, pero también ha puesto de relieve un problema paralelo: el crecimiento descontrolado de la población de jabalíes en España. Con una estimación de dos millones de ejemplares, estos animales ya no son solo un elemento del paisaje rural, sino una estampa habitual en zonas urbanas, y su sobreabundancia plantea retos sanitarios y para la agricultura. En este contexto, el sector cinegético da un paso al frente, reivindicándose como una pieza clave de la solución.
¿Por qué hay tantos jabalíes?
Los cazadores apuntan a un claro desequilibrio ecológico. "No hay depredadores para ellos", afirma un aficionado en una emblemática armería de Madrid. El principal depredador del jabalí, el lobo, ha desaparecido de muchas zonas del país, lo que ha provocado una explosión demográfica. Esto, sin embargo, no los convierte en una presa fácil, pues tienen fama de ser "un animal muy esquivo y que sabe mucho".
Castilla y León intensifica la caza del jabalí para frenar la peste porcina africana
A esta causa, Josep Escandell, presidente de la Federación Nacional de Caza, suma otros factores. Al "abandono rural" y la pérdida del mosaico tradicional de cultivos se ha unido una "mayor disponibilidad de recursos alimenticios en sitios donde antes no la encontraban". Los jabalíes hallan ahora sustento en zonas periurbanas e incluso en las ciudades, gracias a la comida que se deja para otros animales como los gatos.
La caza, una herramienta de control necesaria
En este escenario, la caza se presenta no solo como afición, sino como una herramienta de gestión necesaria. Los cazadores de toda España emplean distintas modalidades para el control de la especie, desde la "montería", una batida colectiva donde los perros empujan a los animales hacia puestos fijos, hasta el "rececho", que consiste en un acercamiento sigiloso y más solitario a la presa.
Sin embargo, los cazadores denuncian que su labor se ve obstaculizada. "Hay una sobrepoblación porque en muchos sitios ponen muchos impedimentos al desarrollo normal de la caza", explica un aficionado. Estos "impedimentos" son principalmente "administrativos y burocráticos", incluyendo una compleja red de permisos, licencias y seguros que, a su juicio, debería agilizarse para ganar eficacia.
Una vez tenemos nuestro congelador lleno y el de los familiares, realmente ya no tenemos esa necesidad de cazar"
Presidente de la Federación Nacional de Caza
El presidente de la federación insiste en que muchos cazadores ya actúan más por sentido del deber que por afición. "Una vez tenemos nuestro congelador lleno y el de los familiares, realmente ya no tenemos esa necesidad de cazar", señala Escandell. Explica que ya se caza "por imperativo" para la prevención de daños en la agricultura y la reducción de accidentes de tráfico, cumpliendo así una responsabilidad social.
Peticiones para una situación "extraordinaria"
Ante lo que califica de "situación extraordinaria", Escandell reclama "medidas extraordinarias". La federación solicita un paquete de ayudas económicas que impulse la capacidad del sector, canales para dar salida a la carne obtenida y que se flexibilicen los métodos de captura. "Existen otros métodos, como pueden ser visores térmicos, silenciadores y demás, que todavía no hemos explorado y que multiplicarían nuestra capacidad", reivindica.
Vamos a desarrollar una función de salud pública prácticamente"
Presidente de la Federación Nacional de Caza
El sector cinegético defiende, además, su peso económico. Según la federación, genera un impacto en el producto interior bruto equiparable al del sector textil nacional y sostiene 200.000 empleos, 45.000 de ellos directos. "Lo más importante es que el 80 % de estos empleos son en zonas rurales, que es donde más se necesitan", añade Escandell, que subraya el papel de la caza para combatir la despoblación.
Cazador
Más allá del apoyo económico y material, el sector lanza una última petición más "ordinaria": el fin del estigma social. Escandell pide a políticos y autoridades que se ponga fin a la "demagogia" y "criminalización de los cazadores", sobre todo ahora que van a desarrollar "prácticamente una función de salud pública". Un cambio de percepción que, defienden, es tan necesario como cualquier reforma administrativa para atajar con eficacia la plaga del jabalí.
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.