Esta historia parece de película, de hecho aún está llena de interrogantes que no se han podido resolver. Todo empezó el pasado viernes en una casa de Mataró, Barcelona. Allí vivía una familia de origen ruso. Una madre con sus dos hijos menores de edad; Stefan de 17 años y Karolina de 14. Todo empezó el viernes, porque fue el día en el que la madre decidió volver a Rusia para pasar unos días en su país natal. Los chicos, por su parte, se quedaron solos en la casa.

El caso es que el domingo por la noche, la madre, que ya estaba en Rusia seguía sin tener noticias de sus hijos, así que avisó a dos amigos para que fuesen a comprobar que todo estaba bien. A la madre le preocupaba no saber nada de ellos, Stefan y Karolina no respondían a sus llamadas ni a sus mensajes.

Esa noche, los amigos llegaron a la puerta de la casa, insistieron varias veces llamando al timbre, pero nadie les abría. Vieron que la cerradura no estaba forzada, pero les pareció tan extraño que decidieron entrar por el balcón. Ninguno de los dos se imaginaba lo que se encontraron en el interior de la casa. Allí encontraron el cuerpo de Karolina, la pequeña, de solo 13 años. estaba muerta y tenía un corte en el cuello. Sin embargo, no había ni rastro del mayor, Stefan. A partir de ese momento, los Mossos de Escuadra comenzaron a buscarlo.

La investigación sigue en marcha y los agentes han empezado a hablar con los vecinos para dar con alguna pista que les pueda acercar a resolver el caso. También la policía científica ha vuelto a la casa en las que vivían desde hace un año. Lo han hecho para seguir recabando pruebas. El alcalde de Mataró, David Bote, ha confirmado Karolina murió asesinada, según los datos de la autopsia. La madre, por su parte, ha denunciado la desaparición de su otro hijo, que continúa en paradero desconocido. El caso continúa abierto. Quedan muchas preguntas por resolver.