El pueblo de Extremadura en el que no hablan ni español ni portugués: un lingüista checo alucina al escuchar el idioma
Miroslav Valeš, profesor de la Universidad de Liberec, llegó a Cáceres hace años cautivado por una mujer y por el extraño idioma del siglo XI
Madrid - Publicado el - Actualizado
3 min lectura
En el noroeste de la provincia de Cáceres, donde el paisaje serrano se funde con la frontera portuguesa, tres pueblos, San Martín de Trevejo, Eljas y Valverde del Fresno, guardan un tesoro lingüístico único: A Fala, una lengua romance del grupo galaico-portugués que solo hablan unas 4.000 personas.
Su singularidad no solo ha atraído a investigadores, sino que también conquistó el corazón de un lingüista checo, Miroslav Valeš, quien, tras descubrirla, decidió radicarse en el Valle de Jálama para estudiarla y, de paso, encontrar el amor. Esta historia, tan romántica como filológica, fue revelada en el programa La Linterna de COPE, presentado por Rubén Corral y la redactora Nekane Fernández.
Un "paraíso lingüístico" en la sierra extremeña
A Fala (también llamada xalimego) es una lengua con raíces en la Reconquista del siglo XI, cuando el Reino de León repobló la zona con colonos asturleoneses. Su evolución, marcada por el aislamiento geográfico y la influencia portuguesa, dio lugar a tres variantes: mañegu (San Martín de Trevejo), lagarteiru (Eljas) y valverdeiru (Valverde del Fresno). Diego Moreno, concejal de cultura de San Martín, explicó en La Linterna que cada una tiene rasgos distintivos: el mañegu muestra influjos del leonés, el lagarteiru tiene un acento "cantarín" y el valverdeiru se acerca más al portugués.
Calle antigua de San Martin de Trevejo
José Núñez Vázquez, alcalde de Valverde del Fresno, destacó cómo la geografía moldeó esta lengua: "El valle está cerrado hacia el interior peninsular, pero su salida natural es Portugal. La interacción con los lusos fue constante". Hoy, los tres ayuntamientos, junto a la Universidad de Extremadura y expertos internacionales, trabajan en una norma escrita para oficializar A Fala, que en el año 2000 fue declarada Bien de Interés Cultural.
De Chequia a Extremadura: una travesía académica y amorosa
El giro inesperado de esta historia llegó con Miroslav Valeš, profesor de la Universidad de Liberec (República Checa). En 2012, una estudiante suya presentó un trabajo sobre lenguas minoritarias que mencionaba A Fala. Intrigado, Valeš viajó a Extremadura y, como relató a La Linterna, encontró un "paraíso lingüístico": "La gente es colaborativa; siempre hay quien te ayuda con entrevistas o consultas". Pero no fue solo la lengua lo que lo enamoró. Durante su investigación, conoció a una directora de un colegio de San Martín, quien se convirtió en su esposa.
Profesor Miroslav Vales, lingüista checo
Valeš dedicó años a documentar A Fala, colaborando con el Centro Interdisciplinar de Documentação Linguística e Social (CIDLeS) en Portugal. En 2021, publicó un diccionario pionero con 337.000 palabras, donde cada entrada especifica en qué variante se usa. "Fue un desafío plasmar las tres variedades en un solo volumen", admitió. Ahora, prepara la primera gramática completa de esta lengua, que espera finalizar este año.
Más historias de La Linterna
Una lengua viva, un futuro por escribir
A Fala resiste pese a su reducido número de hablantes. Según encuestas citadas en La Linterna, más del 80% de los habitantes la usan cotidianamente, y proyectos como el diccionario de Valeš o las iniciativas escolares, como el libro didáctico editado por la Diputación de Cáceres, buscan preservarla. "No es solo un dialecto, es parte de nuestra identidad", subrayó Núñez Vázquez.
La historia de Valeš refleja cómo una lengua minoritaria puede trascender fronteras y unir destinos. Mientras Extremadura lucha por mantener viva esta joya lingüística, el lingüista checo, ahora vecino del valle, resume su experiencia con una sonrisa: "Aquí encontré una lengua fascinante y, de paso, una vida nueva".